El consumo de carne muestra una recuperación en un contexto de salarios estancados. Con el tipo de cambio actual y el nivel de retenciones, la exportación no tiene salida.
Mercado sin capacidad de reacción, afectado por una oferta abundante de ganado de bajo rendimiento, con faenas muy altas, y afectado también por un consumo de carne total, que pasando los 115 kilos, sólo acepta asimilar mayores volúmenes si los precios bajan.
Los precios, tanto del ganado como de la carne, responden a esta sobreoferta de carne cayendo; no en términos nominales, sino en términos reales.
La demanda se está comportando de manera inesperadamente firme, si se tiene en cuenta el estancamiento de la economía, la pobrísima generación de empleo y el hecho de que la mayoría de los asalariados están enfrentando esta coyuntura con “precios nuevos y salarios viejos”, es decir con inflación y con ajustes de salarios rezagados.
En el primer trimestre del año, la faena de ganado vacuno, con 3,06 millones de cabezas, resulta ocho por ciento más alta que el año pasado y un 15 por ciento mayor que en enero-marzo de 2011.
La foto y la película. Si se proyecta al total del año este registro se podría esperar para 2013 una faena del orden de los 12,3 millones de cabezas, lo que marcaría una faena cercana a los niveles de equilibrio; es decir, en un punto donde se deja de acumular stock , o se crece muy poco.
En el primer bimestre del año, la faena de vacas crece un 30 por ciento; la de vaquillonas un 13 por ciento y la de terneras un 15 por ciento; mientras que la faena de machos sube un 6,3 por ciento; liderada por el incremento en la matanza de novillitos, la nueva estrella del mercado.
La faena crece por dos motivos: porque ya se empiezan a reflejar los mayores nacimientos de los años anteriores y porque el criador vende una proporción mucho mayor de sus hembras que en años anteriores.
En lo que respecta a la producción de carne, la tendencia del primer trimestre apunta a una producción anual para 2013 del orden de las 2,75 millones de toneladas, unas 155 mil toneladas más que el año anterior; como la exportación está estancada hace meses en el equivalente a las 190 mil toneladas anuales, todo ese volumen adicional, excedente, deberá ser volcado al consumo interno. Lo que refuerza la tendencia a la baja de los precios del ganado y de la carne en términos reales.
De confirmarse estas proyecciones, el consumo pasaría de los 59 kilos per cápita el año pasado a unos 63 kilos por habitante este año, afirmándose por segundo año consecutivo la tendencia hacia “una mayor faena, un mayor consumo, y una exportación estancada en los mínimos históricos”.
La solución más razonable para canalizar este volumen creciente de producción de carne vacuna que tiene la Argentina sería exportarlo, pero la combinación de un tipo de cambio real muy atrasado y las retenciones impiden que esa sea la salida.
El tipo de cambio oficial es muy difícil que sea modificado a pocos meses de las elecciones, y en cuanto a las retenciones, cuando hace pocos meses llegó a la máxima instancia la propuesta de revisarlas o reducirlas, la respuesta fue una negativa terminante. La razón: la lista de sectores que reclamarían una quita similar sería intolerable para el fisco.
Mientras tanto, la producción de carne de pollo, que si bien ha desacelerado en el primer bimestre del año (2,6 por ciento), está canalizando casi todo el excedente al mercado externo, en buena parte destinado a Venezuela.
Para 2013, la industria avícola prevé un consumo nacional por habitante de 42 kilos.
*Analista del mercado de carnes
Fuente: Ignacio Iriarte
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