Un equipo de la Universidad Católica de Santa Fe elaboró un manual sobre producción orgánica de plantines y hojas de stevia para el cordón verde. Ahora van por más, y aspiran comenzar a desarrollar el cultivo localmente.
Visión empresaria, respaldo académico y ganas de hacer. Cuando todo esto se combina suelen surgir cosas buenas, que a cualquier periodista le gusta contar.
La historia comenzó unos 8 años atrás, cuando la edafóloga Olga Oliva se encontraba de viaje por las sierras cordobesas junto a su marido, el empresario Daniel Oblan. Allí, descubrieron en una tienda de “yuyos” regionales, a la stevia.
Ella, con su ojo científico, y él, con su visión empresaria, acordaron que la cosa no iba a quedar ahí. Por eso decidieron canalizar su inquietud. La propuesta académica se derivó al Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Facultad de las Ciencias de la Tierra de la Universidad Católica, y la iniciativa empresarial, detrás del impulso de Cedro Azul S.R.L., desde donde se plantearon el desarrollo integral de la producción, comercialización e industrialización de la stevia en nuestra región.
Nació entonces la idea del estudio de los efectos de la aplicación de abono orgánico proveniente de stevia rebaudiana bert (tal su nombre científico) sobre las condiciones físicas, químicas, biológicas y ecológicas de los suelos bajo explotación frutihortícola intensiva en Monte Vera, Santa Fe.
Cultivo multipropósito
“La idea científica que impulsó dicho proyecto surgió del hecho que la explotación comercial de la stevia no se circunscribe sólo a sus propiedades edulcorantes, sino que conforme se avanza en el conocimiento (principalmente empírico) de esta planta, son más las aplicaciones que se divulgan a nivel mundial aunque muchas de ellas sin la suficiente bases científicas que brinden rigor, sistematicen y formalicen tales conocimientos”, remarca Zunilda Zenclusen, directora del citado instituto.
Tal es el caso de la utilización agrícola de stevia como abono orgánico. La forma más difundida de utilización con esta finalidad es a partir del extracto líquido de hojas y tallos cuya aplicación usual es mediante diluciones por vía foliar o por riego. “Sin embargo, otra forma de utilización de esta planta como enmienda orgánica es en forma de compost mezclando las hojas de stevia con otros materiales orgánicos o en forma de polvo a partir de la fina trituración del material vegetal seco proveniente de sus hojas y tallos”, agrega.
Esta última alternativa, plantea la posibilidad de un aprovechamiento integral del cultivo, hoy en día inexplorada. En efecto, actualmente la explotación de los cultivares de stevia se orienta a la generación de materia prima para la producción de edulcorantes, debido a lo cual el aprovechamiento se restringe tan sólo a las hojas, donde se concentran mayormente los glucósidos de este vegetal, siendo desechados los tallos, el follaje y el rastrojo.
Objetivos cumplidos
En principio, el estudio encarado por edafólogos se centró en los beneficios que la enmienda aporta al suelo. Porque ya sea en cualquiera de sus formas de aplicación, se le atribuyen a la enmienda orgánica de los suelos, beneficios tales como mejorar el crecimiento, la resistencia y rendimiento vegetal, las propiedades organolépticas de frutas y verduras y la calidad física, química y biológica del suelo. También es posible encontrar informes de divulgación referidos a su incidencia sobre la aceleración del proceso de producción de abono orgánico (compost) a partir de residuos ganaderos y la reducción de la concentración de nitratos, dioxinas, excesos de fertilizantes y agroquímicos en el suelo.
Por tal motivo, el objetivo principal de la investigación fue “proporcionar una base científica para estos supuestos empíricos que sea, por un lado, generalizable a los suelos sometidos a la producción de frutas y verduras característicos del cordón frutihortícola de Santa Fe y, por el otro, que sea transferible al sector productivo agroindustrial como sustento para nuevos emprendimientos agropecuarios, así como desarrollos tecnológicos y comerciales del sector”, según destaca el trabajo realizado.
Para ello, se llevó a cabo una experiencia de campo sobre cultivo de frutilla en las parcelas experimentales cedidas por la firma V & V en el predio de su establecimiento de producción orgánica “Las Brisas” en Monte Vera. El abono orgánico sólido (en forma de polvo) fue aportado por la firma Cedro Azul S.R.L, el cual fue incorporado como enmienda. “Si bien las tareas de campo y de laboratorio contempladas para el primer año de la investigación aún no han culminado como para poder realizar conclusiones, los primeros datos recopilados arrojan algunos indicios positivos respecto a la viabilidad del aprovechamiento del material vegetal seco proveniente de la stevia como enmienda orgánica en los suelos del cordón frutihortícola”, destaca el otro edafólogo que competa el equipo: Esteban Passeggi.
A futuro
Ahora, van por todo. El objetivo de un nuevo proyecto es implementar y cuantificar la producción foliar de stevia (variedad criolla), a través de una experiencia de campo dentro del cordón frutihortícola de la ciudad de Santa Fe, abordando el estudio científico de los diferentes aspectos involucrados en la producción orgánica del cultivo como alternativa complementaria a la producción de frutas y verduras característica del área en estudio.
Por eso planean implantar el cultivo en un área experimental; analizar el desarrollo del mismo en sus distintos estadíos vegetativos; establecer las épocas de floración a fin de dar un cronograma de cortes que pueda ser orientativo para la región; y evaluar cuantitativamente la incidencia de factores tales como el riego, el desarrollo de malezas, la aparición de plagas y enfermedades en la intensidad de brote y la producción foliar total.
La idea – en definitiva- apunta a ver si esta variedad se adapta óptimamente al clima y suelos de nuestra zona, más concretamente a suelos hortícolas, en orden a su explotación productiva. Aunque para eso, tal como acordaron las conclusiones del III Simposio Internacional de la stevia: la única formula sea plantar, plantar, y plantar.
¿Qué es la stevia?
Esta particular especie vegetal, conocida también como “Yerba dulce” (Ka’a he’e en lengua guaraní) es originaria de Paraguay, y hoy está teniendo una creciente difusión en el norte argentino como alternativa productiva.
Su importancia económica radica en que de sus hojas, se extrae un tipo de edulcorante acalórico en estado natural, el esteviósido, responsable del sabor dulce de sus hojas, el cual es entre 100 y 400 veces mayor que el azúcar común. Esta sustancia tiene aplicación, principalmente en la elaboración de una amplia gama de productos alimenticios para diabéticos.
Conclusiones que entusiasman
Desde el punto de vista químico, la utilización de stevia polvo como enmienda orgánica, no ocasiona cambios sustanciales en la reacción del suelo. La aplicación de stevia polvo, en dosis de 1,5 y 2 kg/m2, permite incrementar entre un 200 y un 220 % la cantidad de MO del suelo en los primeros 4 meses desde la aplicación. Luego, los tenores disminuyen en los meses subsiguientes hasta estabilizarse a partir del 11º mes.
La población microbiana no manifestó variaciones importantes aunque es probable que la particular técnica de manejo que tiene el cultivo de frutilla, tenga que ver con las variaciones (o falta de ellas) en la población microbiana de las parcelas.
El potasio disponible mostró un muy significativo incremento relacionado con la dosis de enmienda empleada. Esto se relacionaría a la composición química del producto, en la cual el potasio forma parte en un 70 % de los elementos químicos. Podría ser una alternativa interesante para la provisión inmediata y de rápida disponibilidad para los cultivos de este elemento a suelos con manifiestas deficiencias de potasio. Los efectos sobre las propiedades físicas de suelos son perceptibles en periodos de tiempo cortos. La estabilidad estructural en seco muestra diferencias menos claras y duraderas que aquellos que caracterizan la estabilidad de los agregados en agua. La aplicación aumentó la producción de frutilla (13 a 46 %) y disminuyó levemente el descarte de frutos (5,3 %).
Fuente: agromeat.com
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