El último informe de Oferta y Demanda del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ubicó una caída en la estimación de la producción triguera argentina de 500 mil toneladas y estableció la previsión en 10,5 millones de toneladas.
Mientras que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, a través del Panorama Agrícola Semanal (PAS) hizo descender, por dificultades climáticas, su proyección de cosecha a 10.10 millones de toneladas, un 2,4 % respecto de la anterior cifra de 10.35 millones de toneladas.
En línea con las cosechas pobres de trigo, los números de la bolsa con relación al ciclo previo, se ubican un 14,7 % por encima de las 8.8 millones de toneladas obtenidas durante la campaña 2012-2013.
El PAS considera casi terminada la cosecha nacional con 9.8 millones de toneladas ya acumuladas, es decir levantado el 98 por ciento del área apta, que en números absolutos representan unas 3,33 millones de hectáreas, según los técnicos, mientras que el Gobierno espera 9.5 millones de toneladas por lo que la campaña ya estaría terminada de acuerdo con los cálculos oficiales.
No obstante, distintas voces se ocupan del trigo y consideran que la producción, de no haber mediado las políticas de intervención del mercado, ya debería estar entre los 18 y 30 millones de toneladas.La Sociedad Rural Argentina (SRA) reiteró, “como lo venimos haciendo hace años”, la grave situación que atraviesan los “productores de trigo ante la continuidad de la intervención del mercado y el cierre de las exportaciones por parte del Gobierno”.”Las distorsiones ocasionadas por las decisiones oficiales
destruyeron la actividad triguera, consiguiendo la cosecha más baja de los últimos 100 años, y el nivel de exportación más bajo para un diciembre (2013)”, dijo la SRA en un comunicado donde la entidad aseguró que el Gobierno comete los mismos “errores” de siempre con el trigo.
“La destrucción del mercado pasó por medidas que atentaron contra la transparencia, evitando la convergencia en el mercado de molineros, exportadores y otros compradores. Consecuencia de esta situación tenemos cada vez menos trigo y pan más caro”, sostuvo la Sociedad Rural Argentina.
En tanto, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) consignó que la Argentina podría llegar a producir al “menos 18 millones de toneladas de trigo si se contara con un mercado y un sistema previsible, con transparencia y competitividad, que le permitiera al productor invertir y producir más”. Así en un comunicado, CRA que preside Rubén Ferrero denunció que en trigo “casi el 50 por ciento del potencial productivo” está “desperdiciado”.
Mariano Otamendi, dirigente de la Asociación Argentina Pro Trigo (AAprotrigo) analizó que en el país se podrían producir entre 25 y 30 millones de toneladas de trigo.
“¡Realmente parece mentira el cepo que le han puesto a este cultivo, y que continúa!”, se quejó en diálogo con las periodistas Patricia Van Ploeg y Susana Merlo.
El dirigente considera que en realidad la molinería debería hacer lo que se hace en Brasil, que se asocia a la panificación para proveerle internamente grandes volúmenes y diversidad de harina.”Eso debería estar sucediendo acá, y estaríamos produciendo muchísimo más”, manifestó.Para Otamendi, “cuando se dice que la panificación necesita distintos tipos de harina, clasificar implica también, poder introducir en Argentina muy diversos tipos de trigo, cosa
que hoy no se puede porque se mezcla todo”.
Señales de desconcierto aparecen en las economías regionales como ocurre con los tomates que el Gobierno estuvo a punto de importar o por lo menos amenazó con hacerlo.
Rápidamente la dirigencia gremial productiva salió al cruce los intentos para aclarar que las distorsiones en los precios del tomate argentino se debían a problemas estacionales.
En breve comenzará a llegar mercadería fresca desde el Litoral y el oficialismo retrocedió: La importación ponía en peligro la producción de tomates argentinos.
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