El impacto de pérdida por granos que no pueden levantar las cosechadoras es de US$ 1.300millones. En soja, con un rendimiento de 3.000 Kg., se pierden 1.000 kilos. Más gastos de implantación de cosecha, queda un margen neto de 600 Kg. en promedio, por lo que la pérdida es de 166 kg, casi 28% del margen neto: el impacto es muy grande.
Pero hay otra pérdida, mecánica, a la que no se le presta demasiada atención. Una parte de ello está asociada al momento de la cosecha, por lo que las máquinas deben estar preparadas para entrar en el momento justo. Un atraso de 10 días en la cosecha implica una pérdida de hasta 100 kilos, por lo que el impacto es muy serio. Además, las cosechadoras pierden 70% por cabezal y la barra de corte es la responsable del 20% de las pérdidas totales. “Esto obedece a la falta de mantenimiento, mal estado de las herramientas, pérdida de capacidad de corte y aumento del consumo de combustible, etcétera. Todas estas cosas asoman como imperceptibles, pero son fácilmente solucionables”, aseguró Hernán Ferrari, especialista en maquinaria para cosecha del INTA Concepción del Uruguay, uno de los docentes de Admite 2013.
El módulo de cosecha cubre dos jornadas de Admite Agrícola, el entrenamiento en maquinaria que se desarrolla esta semana en la Escuela Salesiana Don Bosco de Venado Tuerto, y que continuará hasta el próximo sábado 31.
Con datos obtenidos en mediciones del INTA, Ferrari se refirió en general al efecto de los patrones de desgaste sobre la calidad del producto. Tuvo en cuenta que la cosecha de granos en Argentina es realizada mayoritariamente por empresas especializadas, denominados comúnmente contratistas, por lo cual el uso conferido a las máquinas cosechadoras registra intensidades muy altas, con valores que frecuentemente superan las 900 hectáreas/año. En esta modalidad de uso, los procesos de desgaste que sufren los distintos componentes de la cosechadora son intensos y se transforman en un factor importante.
Es así que en el marco del Proyecto Específico Cosecha del PRECOP III del INTA, en el que trabaja Ferrari, se han realizado una serie de ensayos de investigación asociados a estas temáticas con el fin de disminuir su impacto en la calidad de los granos y aumentar la eficiencia de los equipos de cosecha utilizados para su recolección.
Asimismo, el especialista también vinculó el buen mantenimiento con el ahorro de energía y su ulterior relación con la disminución de pérdidas. “Hay una estrecha relación entre la separación de cuchillas y el consumo de energía. Con cuchilla nueva hay un consumo de energía menor para el corte, con una separación de 0,5 mm. entre cuchilla y contracuchilla. Si la luz es menor a 0,25 mm., la energía para el corte es mayor porque se produce mucha fricción. El aumento en el consumo de energía es exponencialmente mayor hasta los 6 mm. Luego se ameseta. El gasto en energía puede llegar al 200% dependiendo de que se emplee una cuchilla sana y otra gastada. Y el mal funcionamiento lleva a que rindan 30% menos de tiempo y capacidad de acción, lo cual incide fuertemente en las pérdidas”.
Por otro lado, Ferrari señaló que “en su barra de corte, las cosechadoras tienen una placa de desgaste, primordial para el buen uso, porque cada dos mm. que se resignan significan 0,5 km/h que se pierde de velocidad de corte. Aumentar las revoluciones es contraproducente porque sólo corta con la punta y no llega con toda la sierra. Lo esencial es el cuidado de las cuchillas”. Y puso en consideración que “en la actualidad se está avanzando con laser frío para evitar pérdidas, aunque los ensayos son muy prematuros”.
A lo largo de su disertación, Ferrari fue detallando la importancia de cada una de las partes del sistema de recolección, como los puntones (recomendó los de aleación contra los de hierro forjado) y las cuchillas. Y dijo que “dependiendo del tamaño se puede avanzar en velocidad de avance de corte”.
En relación a ello, recalcó que “es imprescindible hacer una lectura exhaustiva del rastrojo, porque cortar el tallo inclinado implica resignar un 30%, con todas las pérdidas que conlleva en materia de desgrane, desgaste de cosechadora y combustible”.
También, Ferrari insistió en el desgaste de la cosechadora como producto de una mala entrada en la recolección del material. “El mayor desgaste se da en el extremo derecho”, detalló. Y contó que “el mal uso de la cosechadora puede implicar una subutilización del 22% del sector izquierdo, lo que provoca un desgaste mayúsculo. “De ahí la importancia del piloto automático que obliga al uso siempre cargado del sistema. La rotación de las cuchillas permite un aumento del 30% en la vida útil de las cuchillas”, concluyó.
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