El 64 por ciento de los cultivos en el orden nacional está representado por la soja y ahora en el horizonte se perfila una caída en la intención de siembra de maíz, que es el grano que se rota con la oleaginosa. Para colmo de males, en la zona núcleo productiva las precipitaciones se hicieron desear y la falta de humedad provocó un retraso en la implantación maicera.
Rafael Torello, presidente de la Sociedad Rural de Junín, no dudó al afirmar que el retorno al monocultivo verde se está dando “más que nunca” en los campos del distrito. Un poco porque la sequía que viene afectando a esta región hizo cambiar de opinión a más de un productor que había planificado sembrar sus hectáreas con trigo y maíz, y otro tanto por conveniencias económicas, la implantación de soja recuperó el protagonismo.
La fecha para el inicio de la siembra es habitualmente el 15 de septiembre y se extiende hasta el 10 de octubre, o sea que por estas horas las maquinarias recién se están poniendo en marcha después de más de un mes de sequía, para aprovechar las tenues lluvias caídas en los últimos días de septiembre.
“No estamos en un período crítico pero ya vamos mal, porque empezamos con demoras que se van a prolongar en tanto y en cuanto el suelo no cuente con el nivel de humedad requerido. Digamos que estamos en una etapa de tensa espera y ante un enemigo contra el que no podemos hacer nada”, expresó el titular ruralista.
Los analistas de las Bolsas de Cereales de Buenos Aires y de Comercio de Rosario plantean que la intención de siembra del maíz se reduciría entre un 10 a 20 por ciento, que se iría a la implantación de soja.
“La falta de lluvia y sobre todo, los altos costos y los bajos precios a futuro, siguen tirando abajo la intencionalidad de siembra. Al principio de año, se preveía que sería ‘el año del maíz’ y ahora, por el contrario, está planteado como un año en el que el maíz se sembrará sólo para cumplir con la rotación”, subrayan los especialistas de ambas instituciones.
Entre los puntos que más pesan a la hora de decidir los planes de siembra se destacan el costo de producción de maíz -que es el doble que el de la soja- y la alta inmovilización de dinero. “En algunas localidades la baja de la superficie intencionada con maíz es del 30% respecto al año anterior”, remarcan.
Torello, por su parte, puntualizó que “la soja tiene en la actualidad un valor de 280 dólares y el maíz ronda los 110 dólares, entonces estamos hablando de una relación ilógica entre la rentabilidad que deja uno y otro cultivo”.
El dirigente sostuvo que por eso, y por la incidencia relativa de la escasez de precipitaciones, “siendo optimistas” se puede pensar que la cantidad de hectáreas de maíz va a ser igual a la de la campaña 2012/2013. “No están ni el clima ni los precios a su favor”, remarcó.
Al respecto sostuvo que “no hay señales claras” que inciten al chacarero a desarrollar la mentada rotación de cultivos para favorecer la salud orgánica de los suelos.
“Lo lógico sería que se sembrara un treinta por ciento de maíz, un cuarenta por ciento de trigo, un veinticinco por ciento de soja de primera y después cultivos menores, como cebada, garbanzo, arvejas y maíz pisingallo, entre otros. En cambio, lo que se da en estos momentos es cerca de un setenta por ciento de cultivo de soja, casi tres veces la proporción recomendable”, comentó el presidente de la Rural juninense.
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