Aquellos lotes que se encuentran en barbecho químico y van a ser sembrados con soja de primera, a los que se le realizaron aplicaciones en el otoño de glifosato, 2,4 D y Sulfonilureas genéricas, se encuentran en situación de ver nacimientos nuevos de malezas cuyo control se complica con la aplicación solamente de glifosato, entre ellas Rama Negra. Más aún, en años como el pasado, donde la proliferación de esta maleza tuvo un grado tal que impidió que partes de lotes pudieran ser cosechadas, llevó a la renovación del banco de semillas presentes en el suelo.

Esto merece ser tomado en cuenta para tomar precauciones en cuanto a la estrategia de uso de herbicidas a utilizar.

Es sabido que el cultivo de soja compite bien con malezas como Rama Negra en años lluviosos, pero dicha característica no evita que al momento de su emergencia y durante los primeros treinta días de implantado el cultivo, el mismo sufra una importante competencia que va a condicionar su potencial máximo de rendimiento.

Recién al momento del cierre del surco y en la medida que llueva correctamente, el cultivo de soja va a prosperar por encima de malezas como Conyza Bonaerensis
Por lo tanto, el uso de herbicidas residuales, de gran perdurabilidad en el suelo y de bajo impacto ambiental, es una estrategia de control por demás adecuada aunque estemos encarando un año con pronóstico de precipitaciones normales.

Por otra parte, la gran cantidad de hectáreas que fueron implantadas con maices tardios y de segunda en la campaña anterior, los que en su gran mayoría fueron transgénicos, con resistencia a glifosato y con una cosecha que se está realizando en estos días, lleva a que sea necesario utilizar herbicidas residuales que no sean retenidos en el gran volumen de rastrojos y que por otra parte sea capaz de controlar los diferentes nacimientos de plantas provenientes de perdidas ocurridas por caída de espigas y que por otra parte permita el control de malezas que están emergiendo en estos momentos.

Fuente: infocampo.com.ar