Si bien no hay datos concretos que lo comprueben, el creciente número de consultas sobre la presencia de esta plaga motivó al INTA Rafaela a pedir ayuda a productores y técnicos para poder cuantificar la tendencia.
A través de los Programas Nacionales de Protección Vegetal y el Programa Nacional de Cereales y Oleaginosas se está investigando al caracol Bulimulus bonariensis, que suele estar presente en lotes de producción de Santa Fe, entre tantas otras regiones de país.
Bajo la idea “ayúdenos a entender al caracol”, solicitaron efectuar un muestreo que permita completar los registros correspondientes utilizando una tabla de fácil confección.
“Para comprender la dispersión del caracol y sus zonas de abundancia, necesitamos la colaboración de los profesionales y productores de soja, maíz y sorgo de la región en primera instancia, aunque no excluyente para quienes se encuentran en provincias vecinas y quieran cooperar con el programa”, sostiene la requisitoria de la entidad nacional.
Dar una mano
Si bien el problema no es nuevo, y el daño a nivel vegetativo (que transita actualmente la soja) no es determinante, el tema plantea problemas serios al momento de la cosecha. Comentarios de los operarios remarcan el inconveniente que significa limpiar los cóncavos de trilla y las zarandas de limpieza, lo que se traduce en la pérdida de dos horas de trabajo diario destinado a tal fin en plena campaña y reduciendo el tiempo de dedicación al mantenimiento de la unidad.
Monitoreo. Desde el INTA Rafaela, proponen un trabajo que insume sólo una hora de trabajo y puede ahorrar muchos dolores de cabeza. Fotos:Gentileza INTA Rafaela
“Lo venimos viendo desde 2005. Hay distintos grados de densidad de caracoles, y año a año se acrecientan las consultas. Nosotros no tenemos la posibilidad de monitorear un número de lotes que nos garanticen saber las cifras de este crecimiento”, le explicó a Campolitoral el Ing. Jorge Frana, de INTA Rafaela.
“Por eso les pedimos a los productores que hagan el monitoreo, aunque no sospechen de la presencia de caracol. El mismo puede ser que arroje cero o un número determinado, por eso cualquier número nos sirve. Lo importante es que no vayan sólo donde se observa el problema, sino en todos los lotes posibles”, aclara.
Según Frana, al principio lo tomaron como cualquier otra plaga, pero ante las consultas crecientes, decidieron avanzar con este trabajo, ya que “las consultas nos llegan desde el sur de Santa Fe hasta Salta”.
Indagando las causas de este fenómeno, desde INTA creen que la aparición de esta y otras plagas obedecen – en la mayoría de los casos- a una lectura equivocada de la realidad agronómica de los campos.
“Muchas veces estamos usando de manera inadecuada los plaguicidas y se mata todo sin querer, ya que junto con las plagas estamos matando también a los controladores naturales del caracol, como el bicho de luz (un caso paradigmático), hormigas predadoras, moscas, katangas (o juanitas), principales enemigos del molusco”, sostiene el especialista. Por eso, propone ser cuidadosos, y buscar en conjunto la solución al problema.
“Primero, debemos ver qué grado de extensión tiene, y usar el molusquicida sólo cuando se lo necesite, pero no por la sola presencia del caracol (hasta 0,8 animal por planta es el umbral de tolerancia).
¿De qué se trata?
El caracol Bulimulus bonariensis es la especie dominante en los cultivos de soja de la provincia de Santa Fe. Si bien está claro que los moluscos no ocasionan mermas de rendimiento, a cosecha se comprobó la obstrucción de rejillas y zarandas por los cuerpos gelatinosos de los mismos que durante el cultivo son observados inmóviles y adheridos a hojas y tallos.
En un trabajo elaborado por Jorge Frana y Federico Massoni, ambos profesionales del Área de Investigación en Producción Vegetal del INTA Rafaela, que presentaron en 2011 en Mercosoja, desde enero de 2007 se observa una densidad aproximada de dos caracoles por planta. El trabajo se centró en un cultivo de soja sembrado en diciembre 2006 en el departamento San Cristóbal. En todos los casos registrados, siempre se constató que los moluscos no ocasionaban una defoliación que comprometiera el índice de área foliar crítico para el crecimiento y el rendimiento del cultivo, tal como ocurre con altas densidades de larvas de lepidópteros. “Más aún, y confirmando lo observado, los caracoles no afectaron los rendimientos bajo las condiciones ambientales imperantes en esa campaña”, sostiene el trabajo.
En el ensayo, la enseñanza fue que no se puede ir contra las condiciones ambientales, y que mientras persisten las altas temperaturas y la baja humedad relativa los caracoles no se mueven, por lo tanto no es aconsejable intentar su control.
Zaranda llena. El molusco provoca las mayores complicaciones al momento de cosecha, donde obliga al operario a perder un tiempo valioso limpiando el equipo. Fotos:Gentileza INTA Rafaela
En Colonia Marina, otro trabajo dejó la enseñanza que el control con cebo es posible inmediatamente después de una lluvia. Pero todavía queda por determinar la eficacia del metaldehído en la formulación líquida. “Durante la recolección mecánica de los granos se presentó una situación indeseable, debido a la obstrucción de rejillas y zarandas en la cosechadora por los cuerpos gelatinosos de los caracoles, lo que provocó la pérdida de granos, y la percepción de INTA Estación Experimental Agropecuaria Rafaela”, sostiene el trabajo.
En ambos trabajos se intentó controlar los caracoles con aplicaciones en cobertura total mediante el molusquicida metaldehído. En ambas situaciones los caracoles fueron observados inmóviles y adheridos a hojas y tallos, debido a la elevada temperatura y a la baja humedad relativa ambiente, como consecuencia de las bajas precipitaciones, lo que indujo la dormancia estival de la especie. “Por otra parte, y hasta donde se tiene conocimiento, el cebo tóxico no es recomendable una vez que los caracoles se instalan en la planta, dada la imposibilidad de encuentro con las partículas del formulado”. Fue así que se decidió el ensayo de control de los caracoles en soja mediante la aspersión en cobertura total con distintos ingredientes activos y dosis.
Eficiencia
En las consideraciones finales del trabajo, se concluye que densidades superiores a la indicada no afectarían los rendimientos, pero podrían ocasionar severos inconvenientes en el proceso de recolección de los granos, o ser pasibles de castigo durante la comercialización, aunque futuras investigaciones deberían redefinir dicho valor.
Además, tan sólo una sola especie predadora de caracoles, Brachygnathus festivus (Coleoptera: Carabidae), fue detectada en el lote, cuando dicha abundancia debería mantener una considerable biodiversidad de otros carábidos, más los “bichos de luz” (Coleoptera: Lampyridae); o las moscas parasitoides (Diptera: Sarcophagidae y Sciomycidae) y un gran número de vertebrados. “Tal vez la inusual alta densidad de caracoles podría ser debido a la reducción de la biodiversidad por las prácticas agronómicas actuales”, sugieren.
Por eso mismo, Frana desliza consejos de fondo. “No apurarse para controlar la plaga ni para elegir el insecticida más barato, sino elegir el producto específico que respete la fauna benéfica, a los biocontroladores, predadores parasitoides y también los entomopatógenos (patógenos que enferman al insecto). Si aplico un fungicida sin un justificativo, estoy cargando el lote con un producto que también puede matar a ese controlador natural. Las aplicaciones preventivas per se deben descartarse”.
A la hora de la aplicación, algunas claves hacen la diferencia: “es importante aplicar el producto después de la lluvia, cuando el molusco sale. El costo ambiental es algo que debemos inculcar a los productores. Por eso, una hora de trabajo ahorra dinero y tiempo posterior”, finaliza Frana.
Finalmente, queda la duda sobre la conveniencia del control durante el barbecho. Allí surgen interrogantes ligados a la densidad de caracoles por planta hubiera quedado al momento de la cosecha; qué pasa si los dejamos por mucho tiempo sin controlar, y cuál será el incremento por los desoves.
“Dudas hay muchas, pero si entre todos cooperamos, podremos llegar a entenderlos. En INTA no tenemos lotes con suficiente cantidad de caracoles para realizar ensayos, por eso necesitamos conocer los puntos de abundancia en la provincia”, dice Frana.
El caracol Bulimulus bonariensis es la especie dominante en los cultivos de soja de la provincia de Santa Fe.
“Si bien los moluscos no ocasionan mermas de rendimiento, a cosecha se comprobó la obstrucción de rejillas y zarandas por los cuerpos gelatinosos de los mismos que durante el cultivo son observados inmóviles y adheridos a hojas y tallos”.
Ing. Jorge Frana
INTA Rafaela
El procedimiento
Desde INTA Rafaela, proponen algunas técnicas sencillas para realizar el monitoreo. Al entrar al lote, proponen alejarse unos 50 metros del borde y efectuar el muestreo al azar. Paso seguido, contar los caracoles vivos en la superficie del suelo comprendida entre los surcos por el largo del metro (no registrar los muertos, livianos o vacíos). Luego, contar los caracoles totales en las plantas del surco izquierdo y del derecho. Los técnicos de la entidad proponen comenzar de abajo hacia arriba, y si en el procedimiento se descuelgan, contarlos. Finalmente, contar las plantas de uno y otro lado. Pasar al siguiente punto de muestreo dejando entre 30-40 m. Los ceros (0) también son importantes. “Aún cuando considere que no es problema en su campo, por favor, realice las observaciones porque su esfuerzo nos sirve”, sostienen los especialistas.
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