En un simposio de Syngenta se destacó, entre otras estrategias, que todo el año hay que trabajar contra las especies resistentes y tolerantes
l problema de la resistencia y/o tolerancia en malezas que se han vuelto difíciles de controlar rankea, tal vez hoy, como el tema más convocante entre productores y técnicos. Despierta inquietudes y genera debates, pero también revela una importante sed de conocimientos sobre cómo enfrentarlo.
Casi 1000 personas participaron la semana pasada en el Simposio No Malezas, organizado por Syngenta en Buenos Aires. Esa magnitud de asistentes muestra de por sí que la problemática actual llena salas al mejor estilo de una película taquillera.
Marcelo de la Vega, profesor adjunto de la cátedra de terapéutica vegetal de la Universidad Nacional de Tucumán, vino registrando ese furor en los últimos años. En 2009, invitado a una charla en Las Lajitas, Salta, estuvo ante 4 personas que lo escucharon interesados por el control de malezas. Volvió al mismo lugar en 2012 y los asistentes ya eran cerca de 80. Ahora, disertó frente a casi 1000 en la jornada que realizó Syngenta en Buenos Aires.
Otros números parecen justificar la movilización que provoca el tema. Según Raúl Moreno, responsable de herbicidas para Latinoamérica Sur de la empresa, unos 8 millones de hectáreas tienen rama negra. Eran 2 millones de hectáreas en 2010, lo cual significa que hubo una explosión en los últimos cuatro años. En la pampa húmeda está generando problemas cada vez más crecientes.
Otro dato: de acuerdo a De la Vega, en el NOA, donde hay 1,5 millones de hectáreas en producción de granos, un 25% de esa superficie tiene en alguna magnitud problemas de maleza resistente. “Serían mucho más las hectáreas si se suman las tolerantes”, advirtió.
En el NOA sorgo de alepo es un trastorno como maleza resistente, mientras que en tolerantes se destaca un fuerte crecimiento de borreria.
Ante este panorama, que incluye a muchas otras malezas, en el simposio quedaron en claro tres cosas: 1) que se deberá convivir con este problema; 2) que en el conocimiento estará la llave para desacelerar su expansión;3) que habrá que pasar a un manejo pensando en todo el año y no sólo los meses de ciclo de un cultivo.
“Yo creo que este es un problema con el cual vamos a convivir de por vida. Tendremos que volver a necesitar del conocimiento y del ingeniero agrónomo o el técnico con capacidad de entendimiento en el sistema”, expresó De la Vega.
Además de los postulados de enfrentar el problema con rotación de cultivos y de modos de acción en los productos, entre otras acciones, el docente universitario agregó que habrá que aprender más del banco de semillas y la biología de las malezas para manejarlas.
“Entre esas consideraciones tenemos que pensar en controles culturales, como achicamiento de la línea entre surcos y el uso de maquinaria. No decimos que vamos a volver a un sistema de labranza convencional con 19 millones de hectáreas, pero no hay que ser dogmático y decir esto nunca más. La labranza es una herramienta más que a veces puede ser importante”, opinó.
En Syngenta también creen que el conocimiento va a ser clave frente a esta problemática.
“Hay un par de pilares que son importantes. Uno es la rotación de cultivos, otro es la rotación de modos de acción de los herbicidas, y lo otro importante es el conocimiento. El conocimiento tanto del cultivo como de la maleza, cómo actúa cada producto, cuál es ideal para cada momento de la maleza”, señaló Moreno.
El responsable de herbicidas de la compañía recordó que hasta el momento del cierre de un contrato de alquiler puede ser relevante para tener éxito o no en el control de rama negra.
“En rama negra, un contrato cerrado en julio, agosto o septiembre va en contra del manejo adecuado para el control, porque te vas a encontrar con una maleza que ya tiene un desarrollo importante. Lo ideal es empezar siempre temprano, en barbecho, en abril y mayo, y no en agosto o septiembre porque luego se hace más difícil y caro controlar”, opinó Moreno.
TODO EL AÑO
Ian Zelaya, otro referente de la compañía a nivel internacional, considera que hay que apuntar a un manejo de las malezas “todo el año”.
“Hay que ver qué herramientas podemos utilizar durante todo el ciclo del cultivo. Eso incluye el manejo de malezas todo el año y no sólo en los cuatro meses de un cultivo. El concepto es un manejo permanente. Cuando hablan de manejo los productores hablan del cultivo, pero en eso también hay que ver qué hacemos después de cosecha. Hay que evitar que más semillas se depositen en el suelo”, afirmó.
Zelaya destacó que eliminar la competencia de las malezas es “imposible” pero se puede trabajar para “reducirla”.
Por su parte, De la Vega llamó a estar atentos al “banco de suplente” de las malezas que están en los alambrados.
“Nunca más vamos a tener un campo totalmente limpio de malezas. Y en el alambrado está el banco de suplentes. Son las malezas que están esperando que eliminemos las que están para entrar al sistema. La heterogeneidad de especies de malezas es más grande en los bordes, que en el centro del lote. Por eso digo que en el alambrado está el banco de suplente, con las malezas que están haciendo el precalentamiento para entrar”, ilustró.
EL VALOR DEL CONOCIMIENTO
Los expertos afirman que hay que buscar cómo potenciar el control
- “Éste es un problema [por el crecimiento de la resistenciatolerancia] con el cual vamos a convivir de por vida”
Marcelo de la Vega
Profesor universitario
- “Hay pilares importantes como la rotación de cultivos, de los modos de acción y lo otro importante es el conocimiento”
Raúl Moreno
Syngenta
- “El concepto es un manejo permanente. Eso incluye todo el año y no sólo los cuatro meses de un cultivo”
Ian Zelaya
Especialista
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