Los productores agropecuarios sólo inciden en un 16% del precio del producto puesto en góndola, que se ha incrementado en un espiral distorsionado de hasta el 1.400% desde el origen. Ese incremento está ligado a las cadenas de comercialización de bienes de consumo masivo, que tienen un elevado grado de concentración, como ya lo había indicado un informe de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) que mantiene plena vigencia.
Así se desprende del informe anual “De la tierra a la mesa”, presentado por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), a través de sus técnicos Juan Rey Kelly y María José Maisterrena, que expone las amplias brechas de precios que existen entre lo que reciben los productores por los alimentos que producen y los precios que finalmente pagan los consumidores en las bocas de expendio.
En ese informe, CRA expone, por ejemplo, que los precios que perciben los productores por la materia prima sólo inciden en un 16% en el precio final de los productos en las góndolas. Una incidencia menor que lo que sucede, por ejemplo, en dos países destacados en la producción de alimentos, como los Estados Unidos, donde la incidencia del precio al productor es del 25%, y Nueva Zelanda donde es del 22 por ciento.
La brecha de precios entre lo que reciben los productores agropecuarios por los alimentos que producen y lo que pagan finalmente los consumidores en las góndolas promedian un 1.400% para la gran mayoría de productos que componen la canasta básica alimentaria.
Según un informe del 2008 de la CNDC, elaborado en base al Indice Herfindahl-Hischman (IHH) -utilizado para medir los grados de concentración del mercado-, la distribución mayorista de bienes de consumo masivo en capital y el Gran Buenos Aires está “altamente concentrada”. Entre Carrefour (20,8%), Norte (20,7%), Día (1,2%), Coto(22,3%), Disco (15,9%) y Jumbo (9,5%) se distribuyen el mercado. Sólo tres empresas (Carrefour, Norte y Día) se quedan con el 81 por ciento.
En tanto, el documento de CRA señala que en frutas como la manzana, el durazno fresco y en lata, la mandarina y la naranja la brecha de precios entre lo que percibe el productor y lo que paga el consumidor es de más de 770% superior.
En el caso de las hortalizas como la cebolla y la lechuga la brecha es aún mayor y llega hasta el 1.400 por ciento. Por ejemplo, en el tomate pelado enlatado el productor recibe por el tomate necesario para una lata de 400 gramos $0,18 y el consumidor paga 6,50 pesos.
Fuente: Diariobae.com
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