Por sus características de inercia productiva y comportamiento cíclico, la pérdida de ingresos reales en el actual proceso inflacionario deteriora al sector. El atraso cambiario y las restricciones a las exportaciones también inciden. El informe es del CREEBBA (www.creebba.org.ar). Guillermo D. Rueda grueda@lanueva.com.ar
Menor inversión y el efecto directo sobre el nivel de productividad. Este es, seguramente, el denominador común para la próxima campaña que repercutirá sobre la cadena de valor asociada al sector agropecuario regional.
Así entonces, en un contexto económico como el actual, en donde existe un importante deterioro de los ingresos en términos reales, al sector agropecuario zonal se le presenta un escenario acotado en términos de alternativas viables para mejorar los resultados.
Estas son conclusiones de un informe elaborado por Mariano D'Amore, del Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca (CREEBBA), donde se afirma que lograr mayor productividad en el mismo espacio, incrementar la escala de superficie, una mejora en términos de cotizaciones o una modificación en la política económica nacional son algunas opciones superadoras.
"Entre estas posibilidades, la de mayor probabilidad y con algunas limitaciones en el corto plazo se asocia al incremento en la superficie media; las restantes presentan un alto grado de incertidumbre. Pero no se puede descartar su ocurrencia, aunque no dependerán de factores asociados al dinamismo propio del sector", aseguró D'Amore.
"Las perspectivas no presentan un marco favorable si continúa este escenario de precios relativos. Así, se anticipa un nuevo proceso de descapitalización o endeudamiento para cubrir resultados negativos en las explotaciones que no tengan escala suficiente", agregó.
La situación estable en términos de valores nominales que caracteriza a la ganadería bovina desde 2011, en un contexto de incremento en el nivel general de precios, plantea un interrogante relacionado a la viabilidad de la superficie media agropecuaria.
En el informe se establece la evolución de la superficie agropecuaria necesaria para cubrir las necesidades de una familia tipo (4 personas) y, al mismo tiempo, la evolución normal de la explotación como empresa.
En la actividad ganadera los componentes de la estructura de costos reflejan una tendencia creciente en términos de producto, principalmente a partir de 2012. De esta manera, el sector primario requirió de un mayor nivel de producto para cumplir con los gastos vinculados a la producción y, también, para la vida particular de los propios productores.
La perspectiva no es alentadora, dado que existe un sensible deterioro en los resultados sectoriales, teniendo en cuenta los sistemas de producción representativos a nivel local, caracterizados por importantes limitantes.
En el estudio se consideraron los modelos utilizados por la oficina del INTA en Bahía Blanca, en los cuales predominan las prácticas de manejo tradicional carentes de intensificación tecnológica.
La importante pérdida de ingresos reales para el sector ganadero en el actual proceso inflacionario perjudica a la actividad por sus propias características de inercia productiva y comportamiento cíclico.
Uno de los principales factores explicativos se encuentra en la política económica nacional de atraso cambiario y restricciones a las exportaciones, en un momento del ciclo productivo actual, donde se verifica una oferta creciente de carne vacuna.
Esto determina que el volumen adicional se comercialice en el mercado interno y, dada la imposibilidad de reducir la producción instantánea por aspectos biológicos, la oferta excede a la demanda y las cotizaciones a nivel primario manifiesten una estabilidad respecto de los demás bienes y servicios de la economía.
Las perspectivas a nivel sectorial y ante una demanda interna que comienza a mostrar síntomas de contracción por el estancamiento económico, plantean un escenario --altamente probable-- de menor inversión, aspecto que, muy posiblemente, termine afectando el nivel de producción global.
Pérdida en términos reales
"A principios del año actual se produjeron aumentos en las cotizaciones corrientes de la hacienda en pie hasta alcanzar los niveles nominales de marzo del año anterior, mostrando un comportamiento de actualización atrasada respecto de los precios. A pesar de esto, se mantiene una pérdida en términos reales equivalente al incremento en el nivel general de precios y, en base a la situación económica general, no existen argumentos que permitan anticipar nuevos aumentos en el corto plazo; por lo menos, mientras se mantenga una oferta excedente como la actual. Estos factores, asimismo, describen un marco negativo respecto de la probable evolución de la superficie media agropecuaria requerida en el futuro". (Textual de Mariano D'Amore).
Resultados en términos de superficie requerida
En el tabulado se aprecia el importante incremento en términos de superficie requerida, duplicando la extensión necesaria entre 2011 y el año actual.
"Esto se explica por diversas razones, aunque principalmente --dijo D'Amore-- por el estancamiento en las cotizaciones ganaderas, el incremento en los costos y el aumento en el nivel general de precios, que se refleja en la evolución de la canasta de consumo familiar".
En la primera columna se presenta el margen neto de la explotación representativa para el partido a valores corrientes, elemento que muestra una reducción en términos nominales a partir de 2011, donde alcanza el valor máximo. Justamente, en ese período se logra la menor superficie requerida para adquirir la canasta de consumo familiar, año en el que se obtienen los más altos valores de la principal categoría comercializada a nivel local.
A partir de ese momento comienza una tendencia creciente en las hectáreas necesarias para cubrir la canasta considerada y un estancamiento en las cotizaciones ganaderas, como en el caso del ternero. A valores actuales, los requerimientos superan las 1.200 hectáreas.
Con datos aportados por entidades vinculadas al sector respecto de la superficie de cada establecimiento, se obtuvo la cantidad y extensión de cada una de las empresas agropecuarias y, así, se relevaron las explotaciones que componen el partido de Bahía Blanca en base al funcionamiento unificado. Es decir, se agruparon las explotaciones que funcionan realmente como unidad económica en base a su dominio y a las superficies de cada una de ellas.
"El total de explotaciones que funcionan en el partido alcanza aproximadamente las 260 y, en términos de extensión, un porcentaje muy alto funciona con menos de 1.200 hectáreas. Concretamente, solo un 10% supera esta superficie y representa un número cercano a los 30 establecimientos", detalló D'Amore.
Al comparar este dato con los resultados obtenidos en el apartado anterior se puede concluir que el funcionamiento normal de la actividad agropecuaria, es decir considerando un retiro que permita cubrir los gastos normales de una familia promedio y, al mismo tiempo, cubrir los costos que posibilite un funcionamiento sustentable de la empresa, solamente será posible en una cantidad reducida de explotaciones agropecuarias.
En las restantes se podrá cumplir de manera deficitaria y, en muchos casos, directamente será inviable a partir de su escala de producción, sobre todo considerando que la superficie modal es de 400 hectáreas.
La participación de las empresas que se encuentran por debajo de la superficie mínima requerida en el total es muy importante y describe el marco en el cual se encuentra el sector.
"La baja productividad por hectárea que caracteriza al sector agropecuario regional no permite evitar la necesidad de requerir mayor superficie para poder alcanzar este umbral mínimo", aseguró.
"Desde esta perspectiva, se espera que sea necesario incrementar la escala de cada explotación; es decir, concentrar la superficie en menos cantidad de productores, algo que viene sucediendo desde hace más de 50 años cuando existían cerca de 500 explotaciones, el doble que las existentes en la actualidad", sostuvo.
Tabla comparativa de resultados
Período Resultado neto ($/ha en valores corrientes) Canasta de consumo familiar (Indice base 2010 = 100 CREEBBA) Has requeridas para cubrir la canasta familiar Valor ternero remate feria ($/kg vivo en valores corrientes)
2010 86 100 705 8,6
2011 126 125 595 11,8
2012 105 158 915 11,9
2013* 90 181 1225 12
(*) A valores de marzo de 2013. Fuente: estimaciones CREEBBA.
Remar ante una tendencia negativa
Por Mariano D'Amore
La zona analizada en el informe manifiesta limitaciones productivas marcadas, dado que, en promedio, desde hace más de 30 años no se reflejan modificaciones sustanciales en este aspecto. Por esta razón su evolución es cíclica y atada a condiciones macroeconómicas favorables o desfavorables, pero en promedio refleja una tendencia negativa.
Al mismo tiempo, y en cierta manera asociado a las restricciones, las condiciones macroeconómicas que han imperado durante décadas posicionan al sector en un punto de fragilidad al no poder evitar las consecuencias a partir de su bajo nivel de productividad. Lo contrario sucede en regiones más fértiles y con mejores condiciones climáticas.
Dejando de lado las cuestiones estructurales, se puede observar que en el actual escenario la superficie media agropecuaria a nivel local se presenta como deficitaria para cubrir los requerimientos mínimos.
Las conclusiones serían aún más negativas en caso de incorporar completamente en el análisis las modificaciones impositivas que se han implementado en los últimos meses. En este caso, los resultados por hectárea se reducirían sustancialmente y los requerimientos en términos de superficie se incrementarían.
fuente: lanueva.com
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