El aval mundial a la sanidad animal en los valles calingastinos potencia un recurso para mejorar su desarrollo.
La certificación internacional que declara a la Argentina como país libre de peste equina y de fiebre aftosa sin vacunación en los altos valles cordilleranos de Calingasta, ha sido una disposición relevante en la 81 sesión de la Organización Mundial de Sanidad Animal, celebrada la semana pasada en París. Este aval representa una herramienta fundamental para cobrar el pastoreo cíclico, llamado "\'veranadas\'\', que fiscaliza el ingreso de ganado chileno, como también para establecer una ganadería fronteriza propia, gracias a la bondades climáticas y sanitarias.
Resulta de gran trascendencia esta certificación, gestionada oportunamente a nivel mundial por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que dio lugar a un profundo estudio de grupos de expertos que elevaron sus conclusiones a la Comisión Científica para las Enfermedades de los Animales de la organización internacional, en virtud de haberse alcanzado en San Juan idénticas condiciones sanitarias que en la región de Chile, desde donde proviene la emigración ganadera de temporada.
Para ponderar la calificación citada, basta señalar que actualmente la Argentina es reconocida oficialmente como país libre de peste bovina, de riesgo insignificante de encefalopatía espongiforme bovina y de fiebre aftosa en zonas en las que se vacuna regularmente y, además, en una región sin vacunación, como ocurre en la Patagonia, es decir esto último igual que en el territorio sanjuanino señalado.
Pero la trascendencia se refleja en el potencial económico, ya que el engorde de la hacienda chilena le reportará a nuestra provincia ingresos por unos 300.000 dólares anuales, del cobro del canon anual, a partir de noviembre próximo, en base a un promedio de 100.000 cabezas de ganado chileno. Es que esta rentabilidad se perdió en 2000 al caerse el acuerdo binacional por haber perdido Argentina el status de país libre de aftosa.
No obstante, y más allá de lo circunstancial, se debería implementar una política ganadera local para fomentar la crianza de razas aptas y acordes con la demanda de los mercados, cuyo desarrollo será mucho más rentable que cobrar el ingreso a los chilenos para que pasten sus rebaños en nuestros valles limítrofes. Recordemos que San Juan tuvo un gran potencial ganadero hasta mediados del siglo pasado.
Fuente: diariodecuyo.com.ar
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