El negocio agrícola argentino está en la mira del mundo. La Argentina es un país estratégico en la producción de granos, tanto soja como maíz y también girasol, por citar los más importantes, y toda la cadena que se aglutina detrás de ellos genera fuerte interés. Hay muchos ejemplos de eso, y Clarín Rural relató recientemente varios de ellos. Otro que así lo demuestra es el caso de la empresa dinamarquesa Novozymes, que el año pasado compró aquí a la conocida Nitragin, para crecer tanto a nivel nacional como regional.
El director de Novozymes para Latino América es Sergio Melloni, quien en su base del parque industrial de Pilar contó a Clarín Rural que desde allí producen para Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Es decir, para la Fórmula 1 de la soja. Elaboran inoculantes, promotores de crecimiento y solubilizadores de fósforo, que lanzarán en 2013 (se trata de un hongo traído de América del Norte que se sumará el inoculante, a un fungicida de Basf -empresa con la que tienen un acuerdo- y al promotor de crecimiento).
¿Por qué una gran empresa como Novozymes, que facturó 1.900 millones de dólares en 2011, decide comprar una empresa mucho más pequeña, en lugar de desembarcar directamente? Melloni responde que ellos ya conocían perfectamente el mercado local, y que ese es el gran aporte que pueden hacer, mientras que la dimensión de los dinamarqueses les permitirá multiplicar por 10 el presupuesto de Investigación y Desarrollo.
“Hay un gran interés en el mundo por los productos biológicos y no hay muchas opciones cuando uno mira el mercado”, explica Melloni. Como ejemplo, indica que Bayer compró recientemente una empresa de biológicos en California, por un valor muy importante.
“Las grandes compañías ven a los biológicos como un complemento de la química”, considera el ejecutivo. Y agrega que, con las herramientas tecnológicas que hoy existen, los biológicos (como un bacilo o un rizobio) vienen cambiando mucho y permiten hacer productos cada vez más eficientes.
Detrás de este marco general, en la Argentina se dan situaciones particulares. Una de ellas está constituída por las alianzas que las empresas semilleras están cerrando con otros líderes del segmento de negocio en el que está Novozymes, como Rizobacter y Biagro. Los de Rizobacter tienen una relación muy estrecha con Syngenta, mientras que Biagro trabaja codo a codo con Nidera.
“Nosotros apuntamos más bien a tener alianzas con los multiplicadores de semillas, porque no queremos limitarnos a una empresa en particular”, avisa Melloni. En esa línea, ya instalaron 30 máquinas para tratamiento de semillas en distintos multiplicadores del país.
Pero este negocio se refiere básicamente a soja, un cultivo que está en plena transformación. “Se trata de un mercado en formación, distinto al de los híbridos, y hay que ver cómo se acomoda”, considera Melloni.
El hombre tiene su teoría de hacia dónde puede ir: “Creo que va a haber una consolidación de empresas semilleras, con dos o tres proveedores de genética buenos, con los multiplicadores muy consolidados y un tratamiento de semilla descentralizado por el país, distinto a la alta centralización que hay en las semillas híbridas”.
En ese sentido, Melloni dice que vale la pena concentrarse en un segmento de mercado en el que se valora la tecnología, en el que no se compite tanto por precio, y del que participan seguramente productores de punta. Así se explica también la alianza que tienen con Basf para la distribución de los productos.
Esa alianza, que era un clásico de Nitragin, no se vio ni se verá afectada por la llegada de Novozymes, dice el ejecutivo. Por el contrario, se verá potenciado el perfil de alta tecnología, ya que ahora -destaca- la compañía tiene tres centros de investigación a nivel mundial: uno en Estados Unidos, otro en Canadá y el último, justamente, en Pilar, Argentina.
Fuente: clarin
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