El INTA Famaillá trabaja en la liberación de crisopas para controlar plagas en frutilla
Un equipo de investigadores del INTA Famaillá en Argentina trabaja en un estudio de control biológico de trips que afectan los cultivos de frutilla, experimentando con distintos insectos depredadores presentes en la zona productora de frutilla en Tucumán.
Fotografía: Shutterstock.com
“En los últimos cinco años vimos un incremento de la presencia y la incidencia de los trips en la frutilla. Fue ganando importancia como plaga en los cultivos y empezamos a estudiar nuevas formas debido a que hay pocos agroquímicos para su control”, comentó el Dr. Daniel Kirschbaum, experto en frutillas del INTA Famaillá a PANORAMA RURAL.
“La frutilla acá, en esta zona, se produce prácticamente todos los días. Hay cosecha desde mayo hasta noviembre, entonces no hay agroquímicos con bajo tiempo de carga para controlar los trips, por lo que empezamos a estudiar alternativas de control biológico”, agregó.
El estudio comenzó en 2009 con la creación de un protocolo de control biológico con “chinches del género orius”, explicó Kirschbaum, a la vez que fueron recopilando información constantemente sobre las especies benéficas y dañinas presentes en los cultivos de las distintas zonas de Tucumán.
“Subimos información de otras zonas frutilleras del país y vamos viendo con qué especies nativas podemos contar para el control de estos trips”, detalló.
“Esto nos ha permitido identificar tanto especies benéficas como especies del trips que están afectando al cultivo. En un principio, se pensaba que estaba afectando una sola especie, que es la Frankliniella Occidentallis, el típico trips de la frutilla, pero es la única que no está. Hay como diez especies de trips afectando el cultivo y este estudio nos permitió identificarlas, así como también a las crisopas y otras especies de depredadores que hay en el cultivo”.
Cabe señalar que las Chrysopidae o crisopas son insectos que se encuentran con gran frecuencia en los agroecosistemas, cuyas larvas tienen una alta capacidad de búsqueda y actividad depredadora contra las plagas agrícolas.
“En este proyecto del INTA lo que estamos haciendo es evaluar el efecto de la liberación de estos enemigos naturales que criamos en laboratorio y después incrementar y hacer liberaciones para el control de la plaga”, indicó el doctor.
“La idea es hacer un protocolo de liberación para el control de trips para saber qué cantidad de huevos, adultos y larvas utilizar. Lo ideal sería liberar los adultos porque son los que pueden volar y se pueden esparcir en los cultivos”, agregó.
De acuerdo a lo señalado por Kirschbaum, el proyecto se ha llevado a cabo en parcelas confinadas para determinar de manera más precisa la capacidad depredadora de los insectos sobre la plaga y así poder definir qué cantidad de adultos de crisopas se necesitan por hectárea. La idea es que “eso se transforme en un producto que pueda ser tomado por una empresa para hacerlo en forma comercial o que el mismo Estado se encargue de multiplicarlo y entregárselo a pequeños productores que no tienen capital para comprar insumos, de manera que implementen ellos mismos el control biológico”.
De esta manera, el proyecto se está desarrollando en la estación experimental del INTA Famaillá y en laboratorio, dejando el trabajo directo con los productores para más adelante, cuando la investigación esté más avanzada.
“El protocolo ya lo tenemos hecho y lo que nos falta son un par de años más para llevarlo al campo en distintas situaciones para recién aplicarlo con productores o en campos comerciales”.
“Primero queremos establecer bien la cantidad de enemigos naturales que necesitamos para controlar los distintos niveles y daños de trips… Esperamos tener el 2015 un paquete para ofrecerle a alguna empresa o al mismo Estado si necesitan hacerlo en forma masiva”, finalizó.
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