Se trata de una enfermedad que cada vez preocupa más a los productores maniseros de Argentina, país que es el único en el mundo que la posee en sus suelos. Si bien aun no existe una solución definitiva para su control, hay estrategias en estudio que pretenden arribar a buen puerto.-
Durante la edición 2013 de la Jornada Nacional de Maní, organizada por el Centro de Ingenieros Agrónomos de General Cabrera y zona junto al INTA, el día 19 de septiembre en dicha ciudad, uno de los temas más expectantes por parte del auditorio tuvo que ver con el carbón del maní, enfermedad que en cada campaña genera mayor preocupación en los productores maniseros.
Argentina es el único país donde se encuentra esta enfermedad, motivo por el cual todas las fichas sobre avances e investigaciones corren por cuenta de profesionales locales, que cada año dan a conocer, en eventos con este, los adelantos que se van generando en los diversos estudios desde el Instituto.
En el marco de esta jornada, hubo un simposio exclusivo destinado a informar los avances que sobre la enfermedad se vienen desarrollando. Uno de sus integrantes fue el Ing. Alejandro Rago, del Instituto de Patología Vegetal (IPAVE) del INTA, explicando que actualmente están en estudio una serie de estrategias de control para combatir al carbón del maní desde diferentes ángulos.
“Para que la enfermedad vaya disminuyendo su incidencia en los campos estamos estudiando el efecto sobre ella por medio de diversas estrategias de control, a las cuales podemos recurrir. Una estrategia de control químico, tratando de hacer aplicaciones de fungicidas. Otra estrategia de manejo, cultural, de rotaciones con otros cultivos que corten el ciclo del patógeno o disminuyan la densidad de inoculo de la enfermedad o del patógeno en el suelo, y también una estrategia de control biológico, dado que este patógeno infecta el clavo cuando está ingresando al suelo, y un poco la estrategia que nosotros creemos factible es la de crearle un ambiente desfavorable al patógeno para que no infecte; es decir, que en el momento de la germinación, antes de la infección, el patógeno de alguna forma no infecte, sea porque ese clavo vaya protegido por algún fungicida o porque se construya un ambiente alrededor de la espora que no lo deje germinar, o bien, que cuando germine la espora se encuentre con algún elemento del suelo (biológico o químico) que no permita la infección”, explicó Rago.
Si bien son estudios experimentales los que aún se llevan con estas estrategias de control, el profesional del IPAVE recordó que actualmente el productor sí tiene a mano la posibilidad de poder detectar la densidad de inoculo del patógeno en el suelo. “Previo a la siembra, él tiene la herramienta para poder determinar cómo está su lote, si potencialmente va a tener enfermedad, o no; y esto sirve hoy en día como estrategia de manejo también, mientras se avanza con los demás estudios”.
A cuidarse de no multiplicar el inoculo
“Desde el INTA estamos alertando al productor sobre el cuidado necesario que debe tener para no seguir multiplicando el inoculo en el suelo. Ello debido a que un maní enfermo, a diferencia de otras enfermedades, con carbón de maní parece sano a simple vista, por lo que muchas veces pasa disimulada; y al momento del arrancado está multiplicando inoculo porque esas esporas quedan en el suelo y lo van cargando, y así inhabilita lotes para siguientes campañas. Por eso, sobre todo en zonas nuevas, les pedimos que presten especial tención. Hoy la enfermedad ya está, pero debe ser controlada mientras encontramos las mejores estrategias para solucionar el problema”, remarcó Rago.
Alternativas para control de viruela del maní
En el marco de la jornada, la bióloga Mariela Monetti, del INTA, presentó resultados de ensayos realizados con fungicidas foliares para controlar la viruela del maní. Se evaluaron diferentes productos disponibles en el mercado, a base de triazoles y estrobirulinas, frente a otro que propone un nuevo grupo químico. El objetivo, era ampliar la gama de productos químicos que se utilizan para su control, y evitar así la resistencia por parte de la enfermedad frente a determinados compuestos químicos. “Los resultados fueron muy buenos. Utilizamos en el ensayo un nuevo producto a base de carboxamidas. Buscamos alternar los productos para que haya una variabilidad, porque observamos que en los últimos tiempos se ha producido una sensible pérdida de eficiencia de los fungicidas que hoy se están aplicando. Esto nos permite disminuir la posibilidad de aparición de cepas resistentes”, destacó Monetti.
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