Para el ingeniero Zelaya, ese sistema “no es sostenible si sigo usando ese herbicida; hay que mezclar el herbicida con otros modos de acción”.
La resistencia a herbicidas, es un tema que todos los productores deben tener en cuenta. Diversificar productos con distintos principios activos sería la manera de lograr sistemas más sustentables y evitar que aparezcan resistencias que compliquen futuras producciones, nos explica Ian Zelaya, encargado de desarrollo de productos herbicidas para Latinoamérica.
“El tema de resistencias no es solo en agricultura, ya que tenemos en muchas áreas, como en medicina. En el campo tenemos un complejo de malezas controladas por herbicidas, pero por ser eficaces, a medida que nos repetimos, las malezas se van adaptando y el herbicida deja de funcionar”, anticipó el experto para Ondas de Campo.
En nuestro país el problema no es tan importante como sí ocurre en el resto del mundo, nos aclara. “En otras geografías el problema es más pronunciado. Francia, Reino Unido, Australia, Canadá y Estados Unidos tienen más problemas. Los problemas de resistencia los vemos donde hay intensificación de la agricultura, por lo que dependemos de muchos insumos. En Europa el problema primordial es en cereales, como trigo o cebada. Si enfocamos en los EE.UU., el problema de resistencia es en soja y maíz”, ejemplificó.
Para combatir las malezas, es necesario diversificar el tratamiento con distintos ingredientes activos. “Existen varios productos en el mercado con el mismo ingrediente activo. Cuando hablamos de rotar herbicidas, interpretan que sea diferentes productos pero con el mismo ingrediente activo, que es el que va matar a la maleza”, detalló. Cada ingrediente activo produce diferentes modos de acción, “que es cómo matan a la planta. Algunos inhiben la fotosíntesis, otros inhiben la producción de aminoácidos. Son diferentes formas de matar a la maleza”.
Además, destacó que el problema con las malezas es “independiente del sistema de labranza”. En nuestro país, la gran cantidad de tierras arrendadas es un problema, porque “el que arrienda puede ser diferente al año siguiente y no hay continuidad de manejo de malezas”. Además, “si no limpiamos la cosechadora de un predio con malezas, vamos a estar depositando las semillas en otro lote”.
Por último, recalcó: “Estamos acostumbrados a un sistema simple, como la soja RR donde aplicamos el glifosato. Ese sistema no es sostenible si sigo usando ese herbicida. Hay que mezclar el herbicida con otros modos de acción para perpetuar la eficacia”.
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