Agazapado entre los problemas de comercialización, el trigo está presto para dar el zarpazo y recomponer su imagen. Esa es la idea que surge a partir del diálogo que Clarín Rural mantuvo hace pocos días con productores y asesores de la zona núcleo triguera, el sur bonaerense.
Allí, con los motores en marcha en plena cosecha, se observa una campaña con muy buenos rendimientos. Todos ponderan la explosión que trajo la genética francesa hace ya un par de décadas, pero van por más.
Variedades equilibradas entre rinde y calidad, mejor defensa ante enfermedades y un ajuste en los ciclos que permita una mejor alianza con la soja de segunda, son algunas de las características que ya se están urdiendo en los laboratorios y que los productores piden desde el lote.
“El trigo ha recuperado parte del área esta campaña y eso ya en sí es una buena noticia”, apuntó Gustavo Almassio, productor y asesor en la zona de Necochea. Y agregó: “El año pasado, por la ruta 86, nueve de cada diez lotes de fina eran de cebada y sólo uno de trigo, algo impensado hasta hace unos años”. Pero para 2013/14 ese desbalance se acomodó, aunque falta mucho todavía.
“Creo que con una señal medianamente positiva del mercado la gente va a volver al trigo, porque no hay que olvidar que la cebada también ha mostrado esta campaña sus problemas de comercialización y de enfermedades”, opinó. En Necochea, se ven muy buenos rendimientos de trigo, que llegan hasta 7000 o 9000 kg/ha, sobre todo en las zonas costeras.
Pero a 50 kilómetros de la costa el panorama ya cambia en manejo, aunque no en productividad. Ahí, la profundidad de tosca limita el ambiente, por lo que usan variedades de menor rendimiento, apostando a calidad, que este año es muy buena también.
En los últimos años, el panorama comercial del trigo hizo que la cebada, y en menor medida la colza, fueran cambiando el paisaje invernal en el paraje La Dulce, donde Almassio administra un campo familiar. También empezaron a tallar la soja de primera y de segunda. Productor triguero hace más de veinte años, Almassio también es productor ganadero. Uno de los usos que le da al trigo es, justamente, silaje picado de planta entera.
“La ventaja ahí, frente a la cebada, es que siembro un trigo de alto rendimiento con buena fortaleza de caña, que me permita tener fertilizaciones con 300 kilos de urea y que no se vuelque. En grano lechoso lo pico, con la ventaja de que tengo más calidad y más rendimiento en el momento en que empieza a haber riesgo de fusarium y arrebatamiento”, explicó el productor.
La empresa Isaura también siembra trigo en el sudeste bonaerense costero y continental, en la zona núcleo y en Uruguay. Para el responsable del área de producción, Leonardo Herrera Vegas, ésta es una “gran campaña de trigo”. Con rendimientos de entre 10% y 15% superiores a las expectativas iniciales, el norte de Buenos Aires ha cerrado un año que entusiasma. “Sanitariamente ha sido una campaña muy tranquila, pero si miramos 60 días atrás, dos meses sin lluvias hacían presagiar que la producción de trigo se pinchaba; sin embargo, con las lluvias que llegaron al final de campaña, el cultivo las pasó a rendimiento y el restulado fue otro en la región”, explicó Herrera Vegas.
En la zona núcleo, un 60% del área sembrada por Isaura está ocupada con trigo/soja de segunda y el resto es soja de primera. Pocas empresas se animan a sacarle tanto protagonismo a la oleaginosa de primera. Pero en esta campaña el trigo ha pagado con buen rendimiento esa apuesta: de 45 a 65 quintales por hectárea. “En campos alquilados, la premisa son rendimientos altos, apuntábamos a 45 y cerramos con 50 qq/ha promedio”, comentó.
En el sudeste, donde apuntan a rendimientos de 60 qq/ha promedio de trigo, históricamente en cultivos invernales tenían 70% de trigo y 30% de cebada, pero esta proporción se invirtió en la campaña pasada. En la 2013/14 quedaron a mano: 50 y 50.
Para Herrera Vegas, esta puja se va a ir definiendo “campaña a campaña”, haciendo las cuentas finas de los precios y conveniencias de sembrar uno u otro cultivo.
Al igual que sus colegas, Leandro Sackmann, productor CREA y asesor en Azul, volvió a jugar unas fichas al trigo en esta campaña. “En general, buscamos rendimiento para cumplir con lo que tenemos comprometido en los primeros meses del año, pero también calidad para guardarlo, segregarlo y salir a negociar más adelante”, explicó Sackmann, quien coincidió en que esta campaña de buenos rendimientos va a servir para que “los productores recuperen la fe en el trigo”.
En cuanto a la fertilización, los modelos varían entre 30 kilos de nitrógeno (N) en suelos someros, 150 en suelos medios y 180 en los suelos mejores. Una de las estrategias que le está dando resultado en cuanto al manejo nutricional es hacer un seguimiento de nitrógeno para ejecutar aplicaciones tardías y mejorar la calidad.
Aunque lejos de las campañas estelares, las entre 9 y 10,35 millones de toneladas (según el Minagri y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, respectivamente), constituyen un pequeño escalón arriba respecto del ciclo pasado (10%-15% más). Hay genética, herramientas de manejo y productores que quieren sembrarlo. Para que el trigo vuelva sobran ganas. Sólo falta la chispa que termine de encender el entusiasmo.
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Las claves del manejo
Al repasar los principales hitos de los últimos años para el cultivo de trigo, los productores destacan los rindes que llegaron con las variedades francesas pero también un mejor comportamiento ante enfermedades: “El salto revolucionario de los trigos Baguette permitió un cambio de mentalidad, porque nos abrieron la cabeza en cuanto a un nuevo paquete tecnológico para el manejo”, opinó Gustavo Almassio. Por otra parte, el productor de la zona de Necochea se mostró preocupado por el avance de enfermedades, con apariciones esporádicas como virosis del ácaro, bacteriosis, y “todo lo que no se puede hoy manejar con fungicidas”.
Para Leonardo Herrera Vegas, de la empresa Isaura, “hoy la genética ya está dando respuesta a la dicotomía rendimiento-calidad, con materiales de buen rinde y calidad II”. Otro cambio importante fue la nutrición: “Empezamos a levantar los niveles de fertilización nitrogenada y también macronutrientes”, dice.
En tanto, Leandro Sackmann, asesor técnico en Azul, Buenos Aires, advierte otro tema importante: el de variedades que “tengan un buen llenado, para cosechar más temprano y arrancar antes con la soja”. “Si el precio del trigo pesa más, este adelantamiento pasa a tener menor relevancia; sin embargo, en nuestra zona la soja pesa y en años normales da 80-100 dólares más por hectárea”, contó.
La dupla cebada/soja pelea por un lugar en los lotes
“En el sudeste, salvo que el mercado de cebada cambie rotundamente, el trigo es probable que vuelva a tomar parte de la superficie que había perdido, pero no hay que olvidarse de que acá el doble cultivo con cebada es muy estable y de mayor potencial que con el trigo como antecesor. Hay un nicho que se va a mantener”, opinó Leonardo Herrera Vegas, responsable de producción de Isaura. El técnico cree que la cebada ocupará los ambientes de mayor riesgo de heladas, para asegurar el tándem cebada/soja, y el trigo se sembrará en zonas más costeras, donde el riesgo de heladas en floración o sobre el final de la soja de segunda es de menor impacto. En el norte de Buenos Aires, para Isaura el trigo es clave como rotación, pero también como doble cultivo, porque con dos momentos de definición de rinde en el año ofrece más estabilidad a la empresa agropecuaria. “Cuando uno tiene mucha superficie de campos alquilados, jugarse a un cultivo aumenta el riesgo”, dijo Herrera Vegas.
En el sudeste, el productor Gustavo Almassio refuerza la importancia de la dupla trigo/soja. “Acá siempre el trigo fue la base de todo, como lo es la soja en el norte, pero los últimos años el cultivo más importante ha pasado a ser la soja de segunda”, dijo. Y advirtió: “Hay que manejar las relaciones de precio trigo y soja cada campaña y determinar hasta dónde se resigna rendimiento de trigo en pos del de soja”. Como cierre, Almassio se despacha: “Seguimos pensando que acá, en esta zona, hay que apuntalar los rendimientos del trigo, pero siempre y cuando lo podamos vender”.
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