Luego de cada ciclo productivo, y en especial, al finalizar el ciclo calendario anual, los productores y las entidades que los nuclean se vuelcan a hacer sus análisis de costos, rendimientos productivos y rentabilidades financieras, a modo de cierre de las actividades productivas para hacer un balance del ejercicio económico entre costos e ingresos, que servirán para proyectar los pasos agropecuarios y financieros futuros. En una palabra, un balance técnico para preparar el terreno para las futuras decisiones político-agropecuarias.
Según un informe elaborado por la Comisión de Enlace, que cuenta con el financiamiento del Fondo Federal Agropecuario, desarrollado por el Movimiento CREA (Consorcios Rurales de Experimentación Agrícola), el sector agropecuario argentino destinó alrededor de $ 236.317 millones en el ejercicio 2011/12 en concepto de gasto e inversión.
El informe de la Comisión incluyó las actividades de agricultura extensiva, ganadería de carne, ganadería de leche y cultivos plurianuales.
Lo invertido por los productores en la campaña 2011/2012 (del 1 de julio 2011 al 30 de junio 2012) representa un 27% más que en el ejercicio anterior ($ 185.715 millones).
Esta suba es consecuencia, en parte, de una mayor superficie agrícola cultivada en algunas actividades y por el incremento de precios de los insumos utilizados en todas las actividades.
Análisis
Si se consideran las actividades en forma individual, en la agricultura extensiva el aumento del gasto y de la inversión fueron del 35%, que es equivalente a $ 94.710 millones; en ganadería de carne, ambos ítems totalizaron unos $ 101.594 millones, un 22% más que el año anterior; en ganadería de leche se invirtieron $ 20.294 millones (un 30,1%) y en cultivos plurianuales hubo un aumento del 18,1%, representado por $ 19.720 millones.
El análisis desarrollado incluyó dos actividades ganaderas, 18 cultivos extensivos y 32 cultivos plurianuales, sumando 886 modelos productivos en total.
A partir de esta modelización, se calculó el volumen total producido de granos, frutas, carne vacuna, leche, madera, etcétera, que para la campaña 2011/2012 fue de 150,5 millones de toneladas distribuidas a lo largo de todo el país.
Esa producción total se descompone de la siguiente manera: cereales 45,3 millones de toneladas; oleaginosas 45 millones; caña de azúcar 22,6 millones; forestación 14,5 millones; leche 11,6 millones; frutas 7,7 millones; carne vacuna 2,5 millones e infusiones 1 millón (ver gráfico, producciones provenientes del campo)
Imágenes
Si se relaciona la producción total con la cantidad de productores, se observa que cada productor, en promedio, ofreció al mercado 544 toneladas en el ejercicio, para lo cual invirtió $ 854.423, a razón de 1.945 pesos por cada hectárea.
Por su parte, la comparación entre ejercicios muestra una caída del volumen total de producción del 4,8%, debido principalmente a la menor producción de oleaginosas (-20,9%); caña de azúcar (-7,4%); frutas (-20,2%) e infusiones (-6,7%).
Conclusiones
De acuerdo con el informe del Movimiento CREA, los $ 236.317 millones invertidos a riesgo por los productores agropecuarios en el ejercicio 2011/12, sirvieron para ofrecer un volumen de alimentos que puede atender las necesidades de una población de 418,5 millones de personas en todo el mundo, que representa 10,3 veces la población de nuestro país.
Más allá de los avatares climáticos y de mercado (que muchas veces condicionan el desarrollo y crecimiento/caída de una actividad productiva), la producción continúa para ofrecer los elementos esenciales de nuestra dieta y cultura. Las actividades provenientes del campo ofrecieron 3,8 toneladas de productos por habitante y por año.
A modo comparativo, el monto invertido por el campo en un ejercicio -$ 236.317 millones- equivale a la creación de 74 autopistas Rosario-Córdoba o a la construcción de 165.421 escuelas.
Se destaca que más del 77% del gasto e inversión productiva realizado se localiza en las comunidades donde se lleva a cabo la producción, lo que genera desarrollo, ocupación territorial y empleo que trascienden las fronteras productivas. Una manera de lograr un mayor nivel de arraigo del productor en la zona donde trabaja y tiene su grupo familiar.
Fuente: lagaceta.com.ar
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