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AGRO 2.0 ARGENTINA: El Síndrome de Narciso acecha al agro: ¿tienen los transgénicos más rendimiento?

Sarah Zanon Agapito-Tenfen, experta brasileña de la U. de Santa Catarina, en Florianópolis, detalla la investigación de la que formó parte, donde se enumeran nuevas alertas para los cultivos transgénicos.
Narciso se ahogó fascinado por su imagen reflejada en el agua. La agroindustria global y regional arriesga un destino similar si no advierte las luces de alerta que comienzan a surgir sobre el modelo extensivo de baja variabilidad genética y excesiva concentración productiva. En especial ante la satisfacción por los rendimientos de los cultivos transgénicos principales en un entorno de precios altos.
Hoy el área mundial de cultivo de plantas genéticamente modificadas se acerca ya a 80 millones de hectáreas. Por ahora, se concentran principalmente cuatro cultivos: soja, maíz, algodón y canola. Se espera que muy pronto nuevas variedades de soja transgénica, resistentes a la salinidad y la sequía, comiencen a cultivarse extensamente en el Cono Sur. No mucho después entrarán en carrera los trigos transgénicos. Sin embargo, se trata de un tema álgido. Grupos ambientalistas y de consumidores desconfían -algunos abominan- de esta realidad.
En el caso de la soja hay puntos fuertes a favor de los ambientalistas. Por ejemplo, la soja RR (Round Up Ready) llevó a la deforestación masiva en vastas regiones de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. En otras, la aparición de hierbas resistentes al herbicida, por su sobre utilización, ha hecho que los agricultores deban apelar al uso de nuevos químicos tóxicos, como dicamba o 2,4D, para controlarlas. Justamente, el uso irresponsable de estas sustancias, muchas veces por parte de agricultores oportunistas, nuevos en el negocio, ha llevado a choques judiciales y la sospecha razonable de un aumento real en las enfermedades nerviosas o dérmicas, por ejemplo, en zonas del noreste argentino.
Dicho todo lo anterior, el debate más serio sobre el tema se ha movido del eje inicial sobre la peligrosidad alimenticia de los productos transgénicos (promoción de alergías y toxinas), a una peligrosidad de un orden distinto: la sustentabilidad del modelo de negocios detrás de ella. Mientras que gran parte de la agroindustria lo considera un claro avance, se han comenzado a levantar voces que cuestionan dos aspectos antes minimizados: los monocultivos transgénicos presentan un riesgo alto de crisis económicamente ruinosa debido a su baja variabilidad genética, que los hace vulnerables a pestes; y, segundo, la pérdida de la culturain-farm (sin los agricultores), debido a su modelo de negocios, afecta los rendimientos a mediano y largo plazo. No es una teoría.
Un equipo de investigadores de universidades de Nueva Zelandia, Australia, Malasia y Brasil, publicaron un paper (Sustantibilidad e Innovación en la producción de cultivos alimetarios en el Medio Oeste de EE.UU.) que presentó evidencia empírica en lo que se refiere al maíz. El trabajo revela que, a igualdad de condiciones climáticas y otros elementos, los productores de maíz no transgénicos de Europa Occidental no sólo empataron, sino que han comenzado a superar los rendimientos del transgénico (en el caso del trigo, en las dos áreas no transgénicos, los europeos triplican los rendimientos estadounidenses).
Los investigadores señalan que estos resultados muestran correlación con las diferencias entre los modelos productivos de ambas regiones. En EE.UU. se produce una doble concentración: menos granjas/campos cada vez más grandes producen sobre la base de cada vez menos semillas provistas por un puñado de proveedores. “En el agrosistema americano de maíz, 1/3 de las granjas produce 4/5 del valor y 2/3 de la cosecha”. Menos agricultores ha derivado en menos cruzamientos entre las variedades disponibles. Por eso es que los efectos sobre las finanzas de los agricultores son claros: “Respecto a 1994 (en 2010), los precios de las semillas se han elevado 140%, mientras el índice de los otros precios relevantes se ha incrementado 80%”.
Como efecto secundario no deseado de esta apuesta ha surgido la concentración de la inversión privada en nuevas semillas en el sector transgénico y la caída paralela de la inversión pública en el resto de ellos; la tasa de crecimiento de los rendimientos medios de los cultivos en todo el mundo “ha ido disminuyendo desde hace casi dos décadas, hasta cierto punto, como resultado de la reducción de fondos para investigación y desarrollo”. Asimismo, se ha creado un sistema vulnerable a efectos climáticos y biológicos, con rendimientos articulados por incentivos que apuntan a los monocultivos. ¿Qué hacer? Mantener la sustentabilidade agroecológica y comercial a largo plazo puede exigir la revisión y/o inventar nuevas herramientas de propiedad intelectual, al igual que instrumentos que mantengan los incentivos para que el sector privado interactúe con la innovación impulsada on-farm; o volver a un sistema público de cruzamientos (breeding) y cooperación agrícola que no requeriera la captura de un flujo monetario proveniente del licenciamento de propiedad intelectual.
GERMOPLASMA Y CULTIVOS
 Las implicancias para Latinoamérica de estos dilemas y debates son enormes. Sarah Zanon Agapito-Tenfen, una de las autoras de la investigación, así lo entiende. Desde el Departamento de Ciencias Agrícolas de la Universidad Federal de Santa Catarina, en Florianópolis, Brasil, explica su mirada sobre ello.
-Centrada en el maíz, la investigación del equipo muestra que, entre 1986 a 2010, Europa Occidental se benefició de las mismas mejoras en los rendimientos de las cosechas que en EE.UU., pero sin usar semillas Organismos Genéticamente Modificados (OGM). ¿Cuál es la explicación?
-Una de las explicaciones que se pueden extraer es que el incremento del rendimiento en ambos agroecosistemas se debe a las ganancias obtenidas por el mejoramiento convencional de las variedades/híbridos del maíz y no por la ingeniería genética por sí sola.
-En el caso del trigo, la diferencia de rendimentos de las cosechas de trigo en Europa, entre 1961-2010, se amplió respecto de los EE.UU. El trabajo arguye que “la combinación de biotecnologías utilizadas por Europa Occidental se revela más productiva que aquellas usadas por los EE.UU”. Como ninguna de las europeas usa trigo OGM, ¿cuál es la combinación que permitió a Europa este éxito?
-Hay varios factores que conforman lo que llamamos “la combinación de biotecnologías” utilizadas por Europa Occidental. Planteamos el manejo del germoplasma y de cultivos (por ejemplo, el manejo de los plaguicidas, etc) como los dos factores principales. Me gustaría citar un trabajo (Enjalbert et al. 2011) que habla de las estrategias para la conservación in situ de trigo a través de iniciativas de administración o manejo dinámico on-farm (es decir, con los agricultores)  para la concentración de los recursos, conocimientos y germoplasma en Europa.
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-Según los datos de la investigación, la caída del uso de insecticidas y herbicidas ha sido mucho mayor en Francia, Alemanía y Suiza (que no utilizan variedades de OGM) en comparación con EE.UU. ¿Como ocurrió eso? ¿Esta realidad puede ser vista como un incumplimiento de las promessas de la agricultura OGM, ya que otra tecnología sería mejor en este aspecto?
-El uso de pesticidas, herbicidas así como insecticidas, está directamente relacionado con el manejo del cultivo. El primero se utiliza para controlar las “malas hierbas” que compiten por la luz y nutrientes con el cultivo; la segunda se utiliza para el control de patógenos y o “plagas” que se alimentarían la cosecha. En los países europeos citados, la gestión agrícola utilizada es probablemente más eficaz en el control de estos dos factores. Una vez más, el tema del germoplasma utilizado, la escala de la agricultura, etc , sin duda contribuyen a la flexibilidad, a la resilencia del sistema. En cuanto a la adopción de las variedades modificadas genéticamente, el hecho es que el uso de herbicidas durante el cultivo aumentó la incidencia de “malas hierbas” resistentes al herbicida utilizado. Esto también se observa en el caso de la soja en los países del Cono Sur, donde es necesario un número mayor de aplicaciones y se hace necesario el uso de otros tipos de herbicidas. En el caso de los insecticidas, como hemos mencionado en el artículo, es importante hacer hincapié en que la proteína insecticida producida por el maíz GM también debe ser tomada en consideración en los cálculos del uso de insecticidas.
-Ciertamente no se puede prever con certeza cuándo aparecerá un nuevo agente patógeno o habrá una mutación, pero si hablamos sobre el maíz transgénico y la soja RR, ¿es posible establecer una escala/grado de vulnerabilidad de cada uno de ellos, debido a las monocultivos extensos de variedades genéticamente uniformes?
-Lo que nuestro estudio muestra es que el sistema biotecnológico que utiliza semillas transgénicas a gran escala, así como el del maíz GM en los EE.UU., parece estar perdiendo -en términos de rendimientos- en los agroecosistemas con latitud, tipo de cultivo, tecnología y economías equivalentes (como los países de Europa Occidental). Por otra parte, el uso de pesticidas es mayor en los EE.UU. y las industrias que proveen insumos a este sistema están cada vez más monopolizadas y concentradas.
-¿Ello tiene aspectos desventajosos?
-Esta tendencia está directamente relacionada con el estancamiento y el declive del germoplasma utilizado. O sea, el número de agricultores disminuye, la escala de las cosechas aumenta y el conocimiento de las prácticas agrícolas, por parte de los agricultores,  se pierde, lo que aumenta la dependencia de estas industrias. Por último, en nuestro trabajo se observa una mayor variación anual en el rendimiento (entre Europa y EE.UU.), lo que indica una baja resiliencia en el agroecosistema de los EE.UU.

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