Sin mucho trigo en los lotes, una de las herramientas que quedan para dejar de castigar los suelos, es el maíz, y a los productores les gusta sembrarlo. Además, como contrapartida a los problemas comerciales para llevar el maíz al puerto, se han afianzado en los últimos años negocios como el feedlot, la avicultura y la cadena porcina, así como también el negocio energético.
Una de las mayores novedades que ha ido consolidando el maíz en la Argentina en los últimos años es la “vía de escape” hacia siembras tardías que permiten que los productores se saquen la presión de sembrar sí o sí en septiembre. Para algunos, es, sencillamente, la diferencia entre hacer o no hacer maíz cuando el año viene seco. Para otros, es la posibilidad de sembrar dos cultivos en un año. Este último es el caso de Néstor Foglia, productor del sur de Santa Fe, que pasó de una rotación trigo/soja de segunda-maíz-soja, a una trigo/soja de segunda-arveja/maíz de segunda-soja. “El tándem legumbre/maíz ocupa el 30% del área”, explicó Foglia, al término de una jornada de maíz organizada por Nidera en Rosario, de la que participó con el resto de los entrevistados.
Foglia agregó que “se siembra el maíz del 10 de diciembre en adelante y aprovechamos la fijación biológica de nitrógeno (FBN) que hacen las legumbres”.
Hace diez campañas que Foglia adoptó esta rotación. Reconoció que “hubo que trabajar en la elección de los híbridos acertados para esas fechas tardías”. Se pierden tal vez los “picos de rendimiento” pero se logra “mayor estabilidad que con los de primera”, explicó.
En cuanto al manejo de la fertilización, Foglia contó que experimentó con distintas fuentes nitrogenadas y momentos de aplicación. “Al momento de la siembra hacemos una doble fertilización fosfatada con 10 unidades de nitrógeno en la línea, y luego un aporte extra de fósforo y 7 unidades de nitrógeno fuera de la línea. Finalmente, en tres o cuatro hojas se completa con 90 unidades totales de nitrógeno, a través de nitratos. “Preferimos desdoblar la fertilización, por los mejores resultados y porque ganamos operatividad”, explicó Foglia.
Un caso diferente es el de Julián González Del Cerro, de la empresa El Cadillo SRL, que en lotes productivos de Villa Mugueta, en el sur santafecino, logra los mejores rendimientos con el maíz sembrado en septiembre. “Tratamos de alcanzar un 50% de la superficie total con maíz, pero sólo un año lo logramos, porque se nos complica en los campos alquilados”, dijo.
Las siembras tempranas y la cosecha antes que la soja les permite tener una mejor comercialización y bajar los costos. En lo que respecta a la fertilización, González Del Cerro contó que usualmente hacen una aplicación de fosfato monoamónico a la siembra y luego aplican Solmix entre V3 y V5. Pero la campaña 2012/13 cambió. Aplicaron urea y superfosfato simple al voleo en pre siembra. “Con entre 7 y 10 partes por millón de fósforo, entendimos que darle una inyección de fósforo nos podía ayudar a aumentar los rindes en maíz y en soja”, dijo.
Entre los temas en los que hizo hincapié González Del Cerro para mejorar el rendimiento, apuntó a la uniformidad de siembra. “Venimos viendo que no lo estamos haciendo bien, y es algo que tiene que ver con los calibres, la placa y la velocidad de siembra”, dijo.
En Las Rosas, Santa Fe, Hernán Ruggeri hace cinco campañas que mete trigo en su rotación, por lo que actualmente el maíz ocupa el 40% y la soja el 60% de la superficie. “La modalidad de monocultivo anual de verano ha dificultado el control de malezas, por lo que hemos ido ajustando ese manejo con distintas drogas porque llegar con malezas a la siembra de maíz o soja es suicida”, dijo.
El maíz se siembra lo más temprano posible porque son campos con alto potencial. En lo que respecta a la fertilización, si bien no llegan a reponer todo lo que se llevan los cultivos, a la siembra incorporan fósforo y parte del nitrógeno, y de V3 a V5 el resto. “Una de las deudas, que ya tenemos en mente, es empezar a trabajar con siembras y fertilizaciones variables, porque tenemos los datos y los mapeos; sólo falta ajustar la logística”, dijo Ruggeri.
En la zona de Pergamino, Santiago Derisi trata de defender con uñas y dientes la rotación trigo/soja de segunda-maíz-soja. “En campos propios la respetamos, pero en los alquilados, si se complica cae la superficie de maíz y aumenta la de soja; y el área de trigo nos cuesta cada vez más mantenerla”, dijo.
La fecha normal para el maíz es entre mediados y fines de septiembre pero en la campaña 2012/13 hicieron algo de maíz de segunda. “Estamos pensando en aumentar el área sembrada entre fines de noviembre y principios de diciembre porque nos da una buena estabilidad de rindes en los años secos”, explicó Derisi. El periodo crítico no cae en diciembre sino en marzo y el costo en insumos es más bajo. Así, para la campaña 2013/14 el área con esas fechas tardías pasará de 10%-15% a entre 40% y 50%.
En tardíos usan híbridos cortos, de 130-140 días a cosecha. Y en las siembras tempranas los de alto potencial de rinde, con ciclos de 160-170 días.
En maíz, como explican esos productores, hay mucho para crecer. Menos trabas les vendrían muy bien
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