La presidenta Cristina Fernández anunció ayer el aporte de $60 millones que serán distribuidos a 6.000 agricultores familiares tucumanos con el objetivo de ir aumentando la producción de azúcar y seguir así impulsando la agroindustria a través del bioetanol en la mezcla con la nafta para el mercado local.
El anuncio fue hecho en el acto en conmemoración del 197° aniversario de la Declaración de la Independencia, donde la mandataria subrayó la necesidad de producir alconafta de caña de azúcar en el país, al registrarse una “sobreproducción” de esa materia primera en la Argentina en momentos en que los precios internacionales “están por el suelo”. El aporte del Estado se destinará para ayudar a unos “6.000 pequeñísimos productores de menos de 15 hectáreas” de la provincia de Tucumán. “Tenemos que saber, y tienen que saber productores y empresarios, que vamos a necesitar agregar más valor al azúcar, si no nos van a manejar el precio desde afuera, es un precio que no lo podemos poner nosotros”, dijo la Presidenta, al mencionar los planes del Gobierno. La sobreproducción que genera la elaboración de azúcar no permite otra salida que la industrialización de alconafta a través de la caña de azúcar. “Ahí está la clave, y ahí vamos a poner la inversión. Ese es el camino”, manifestó Cristina. Frente a esto, “necesitamos entonces hacer toda la inversión necesaria para que ese azúcar se transforme en alconafta, agregarle mayor valor, generar más trabajo”, recordó la Presidenta. Definitivamente una mayor producción exigirá desde ya mayores acuerdos con la industria automotriz, que “ha ganado y gana mucho” dinero. En este sentido, la responsable del Poder Ejecutivo destacó la política crediticia del Banco Nación, “no ya para las megaempresas, sino para las pequeñas y medianas industrias”. Finalmente, Cristina insistió en que “el precio del azúcar internacional se vino en picada, los precios internacionales están por el suelo”. Reglamentación En la actualidad, la ley 26.093 permite la mezcla de biocombustible denominada “bioetanol, en un porcentaje del 5 por ciento como mínimo de este último, medido sobre la cantidad total del producto final”. Hoy dicha disposición se cumple con el aporte de dos tercios de la producción azucarera y el resto de maíz; en este cultivo ya hay varias empresas que vienen realizando una fuerte inversión, lo que hará que se equipare la ecuación. Indudablemente que la mayor apuesta en la industrialización de la caña de azúcar y maíz no es más que dar una oportunidad importante para el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, que permitirá aún más la apertura de otros eslabones para agrandar la cadena. En pocas palabras, generación de empleo y desde ya mayores ingresos que superan la sola exportación de los commodities. Y es que en el ámbito interno el fuerte proceso inversor detrás de este fenómeno ya está permitiendo una serie de transformaciones con impactos a nivel sectorial, modificando la estructura de negocios de la cadena productiva de la industria aceitera y, a nivel agregado, repercutiendo sobre los flujos de comercio exterior y la generación de valor en la economía. |
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