Dados a conocer los números finales por parte del el Ministerio de Finanzas de la Provincia de Córdoba, podemos corroborar que el aumento territorial rural para el año 2013 será de 310 millones de pesos, lo que representa un 52 por ciento de incremento con respecto al año 2012.
El aporte del campo para el año que viene será de 900,65 millones de pesos, lo que significa un aumento de aportes en los últimos 10 años del 1.215 por ciento. Este incremento no tiene relación alguna con la suba de los valores de los productos agropecuarios, cuyo incremento en los últimos 10 años se ubicaron entre el 250 y el 336 por ciento.
A valor producto. A causa de la diferencia señalada en el punto anterior, un productor del departamento de Marcos Juárez, que en el año 2003 pagaba el tributo con 0,38 quintales de soja por hectárea, el año que viene necesitará 1,02 quintales para cumplir con el tributo.
En el caso del maíz, esta relación pasó de 0,59 qq/ha a 1,65 qq/ha, y si la comparación la hacemos con kilos de novillo, en el año 2003 con la venta de 6,75 kilos por hectárea se cubría el costo tributario provincial. El año que viene se deberán vender 18,31 kilos para cumplir con el mismo objetivo.
La carga nacional. Después de la crisis de 2001, el sector agropecuario se encontró con buenos precios de los granos a nivel internacional. Esto, sumado a la buena relación cambiaria, convirtió al sector en uno de los más competitivos.
A partir de 2003 cuando asume como presidente Néstor Kirchner, la presión impositiva al sector se fue incrementado en forma constante. La pregunta a hacernos sería: ¿Cómo incide este aumento de la presión impositiva durante el gobierno de los Kirchner en la competitividad del sector?
Para este análisis, hicimos la comparación entre los años 2003 y 2012 del ingreso final de un productor de la provincia de Buenos Aires que siembra soja en campo propio.
En el caso de los tributos provinciales, el ingreso bruto durante un pequeño período de 2001 y 2002 no se cobraba por el Pacto para la Producción, el Empleo y el Desarrollo por el cual se produjo un compromiso entre todas las jurisdicciones de eximir al agro para promover esta actividad.
El compromiso duró poco tiempo ya que, desde el 1/5/2002, las ventas de granos en la provincia de Buenos Aires empezaron a pagar el uno por ciento de Ingresos Brutos y en la actualidad dicho gravamen es del tres por ciento.
En tal marco, mientras la soja aumentó un 380 por ciento, los ingresos del productor –con el mismo rendimiento por hectárea– sólo lo hicieron un 183 por ciento.
Mientras la soja aumentó el 380 por ciento, la tributación por hectárea tuvo un aumento del 560 por ciento. La presión impositiva pasó del 37,1 por ciento en 2003, al 51 por ciento en 2012.
En 2003, al productor le quedaba un 21,7 por ciento del ingreso bruto por hectárea; en 2013 sólo le quedará un 12,9 por ciento.
Ingresos versus costos. Si analizamos los costos de producción, podemos decir que su aumento fue acompañando de alguna manera la suba del precio de la soja. El problema es que, a causa del aumento de la presión fiscal, en 2003 estos representaban el 51,2 por ciento del ingreso bruto del productor por hectárea y en el 2012 ascienden al 55,5 por ciento.
En 2003, cuando asume Néstor Kirchner como presidente, el Estado recaudaba 539,35 $/ha de tributos al cultivo de la soja. Hoy la recaudación es de 3.555,33 pesos, es decir un 560 por ciento más, mientras el valor de la soja tuvo una mejora del 380 por ciento y el ingreso del productor de sólo el 183 por ciento. Los números revelan que la voracidad fiscal del Estado nacional y provinciales, en el período de gobierno de los Kirchner, le quitó competitividad al productor de soja.
Fuente: lavoz.com.ar
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