El alperujo, residuo altamente contaminante derivado del orujo y el alpechín sobrante en los procesos de extracción del aceite de oliva, se ha ido convirtiendo en estos últimos 10 años en un producto beneficioso. Así lo reflejó, en 2004, un proyecto empresarial dedicado al cultivo ecológico de setas. Los autores del proyecto consiguieron transformar las hojas de olivo y el alperujo mediante el cultivo ecológico de hongos comestibles (setas) a la vez que se genera un sustrato ecológico-orgánico de alta calidad.
Este residuos procedentes de la extracción del aceite de oliva también se ha conseguido utilizar como combustible en la Central Térmica de Baena (Córdoba), y ahora un nuevo estudio del CSIC de Sevilla a encontrado otra forma de transformarlo de manera que ayude al medio ambiente.
Según cuenta Historias de Luz, los científicos han conseguido que el alperujo, después de pasar un proceso por el que le son sustraídas las sustancias tóxicas que contiene, este residuo de la industria del aceite es añadido al suelo agrícola para impedir que los pesticidas lleguen al subsuelo o a las aguas.
Fuente: elpais
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