Entre el 2 y el 3 por ciento de los bebés desarrolla alergia a la leche de vaca en sus primeros meses de vida. Explicó que la APLV (proteína de esa leche) puede producir "una variada gama de síntomas de diversa intensidad", que pueden ser "inmediatos o retardados". Reacciones en la piel y problemas gastrointestinales son los más comunes.
Entre el 2 y el 3 por ciento de los bebés desarrolla alergia a la leche de vaca en sus primeros meses de vida, informó la Asociación de Empresas de Nutrición Infantil (ANI), al tiempo que aclaró que el 80 por ciento logra revertirla totalmente antes del año.
"Aunque para el ser humano la leche es el alimento por excelencia durante los primeros meses, la alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) es la más frecuente en niños menores de un año, incluso en aquellos alimentados exclusivamente con leche materna", dijo a Télam Luciana Meni Battaglia, pediatra del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde (ex Casa Cuna) y asesora médica de ANI.
Explicó que la APLV puede producir "una variada gama de síntomas de diversa intensidad", que pueden ser "inmediatos o retardados". Reacciones en la piel y problemas gastrointestinales son los más comunes.
"El tratamiento para la APLV consiste en eliminar de la dieta los alimentos con proteína entera de leche de vaca", detalló Meni Battaglia y agregó que "hoy existen alternativas hipoalergénicas para chicos con APLV, y en el caso de los bebés amamantados se recomienda no suspender la lactancia sino que las madres eviten consumir productos lácteos".
Por su parte, Gabriela Marín, jefa de la sección de alergias del hospital de niños Ricardo Gutiérrez, explicó que “lo mejor” es someter al paciente a un “desafío”.
“Nosotros no prolongamos la exclusión láctea, desde el punto de vista de la inmunología conviene inducir la tolerancia en los chicos, siempre que el caso lo permita”, indicó. Agregó que “nuestra experiencia nos avala en este tipo de tratamientos, vamos dándole al paciente de a poco leche diluida e incrementamos paulatinamente la cantidad y concentración. En general conseguimos que los bebés vuelvan a tomar leche”.
El Gutiérrez y el Elizalde son los únicos hospitales públicos de la ciudad de Buenos Aires que ofrecen la posibilidad de realizar los análisis necesarios para detectar esta alergia.
“Lo que se hace es un análisis de sangre y un dosaje para detectar el anticuerpo IGE; si da valores altos, estamos en presencia de una alergia”, explicó Marín y agregó que “en servicios que no cuentan con IGE los médicos deben estar atentos a los síntomas y al relato de las mamás”.
La pediatra precisó que no se debe confundir la APLV con la intolerancia a la lactosa, que "tiene que ver con el azúcar de la leche y no con la proteína".
“En estos casos se necesita mucho compromiso médico, el profesional debe tener en cuenta lo social, lo económico, el crecimiento del niño. Pero no hay que magnificarlo, sólo saber que existe este tipo de alergia y que por suerte tiene excelente pronóstico y evolución”, concluyó Marín.
Según la ANI, la mayoría de los niños adquiere tolerancia luego de 1 ó 2 años de tratamiento y el 95% lo logra a los 3 años.
Los especialistas resaltan la importancia de un diagnóstico correcto y temprano para evitar el riesgo nutricional y la modificación innecesaria de los hábitos alimentarios de los niños.
Según la Academia Americana de Pediatría, el grado de riesgo de padecer este tipo de alergia alimentaria está definido por los antecedentes genéticos y requiere de dos familiares de primer grado para desarrollarla. Para la Sociedad Europea de Gastroenterología-Hepatología y Nutrición Pediátrica, se requiere sólo un familiar.
Fuente: inforegion.com.ar
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