El documento presentado ayer y auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) señala que el país pasó de desempeñarse “muy bien” en la década pasada a “obtener crecimientos casi nulos” en los últimos años.
De acuerdo con el informe, la productividad agrícola promedio en América Latina y el Caribe, medida como el Valor Agregado Agrícola real (VAA) por trabajador, promedió en US$3 mil 70 durante la década del 2000-2009, inferior a los US$42 mil 965 correspondiente a la productividad promedio de Canadá, que presenta el mejor desempeño de la región.
Al comparar el crecimiento relativo de la productividad agrícola en la última década respecto de la previa, el estudio distingue al menos cuatro grupos de países, donde se ubica en el primer grupo a los que tuvieron en los últimos 20 años crecimientos promedio anuales mayores al 2%; en el segundo, a los que crecieron a tasas anuales cercanas al 2%.
En el tercer grupo de países se ubican los que mantienen tasas de crecimiento por debajo del 2% en los últimos 20 años, aunque la mayoría mejoró su desempeño en la última década; y en el cuarto grupo se encuentra Guatemala, con casi nulas variaciones en las últimas dos décadas, con una productividad agrícola entre los US$3 mil y US$4 mil.
Sector marginado
Ernesto Sinópoli, representante de la FAO en el país, explicó que los bajos niveles de productividad del sector agrícola guatemalteco se explican por la desatención por parte del Estado de un importante sector del agro nacional, que lo constituye la agricultura familiar o campesina y que puede abarcar hasta unas 800 mil familias, equivalente a entre tres y cuatro millones de personas.
“En Guatemala se observa un sector agrícola comercial pujante, la agricultura familiar, un sector que tiene un importante aporte en la producción de alimentos en el país, no ostenta las mismas posibilidades de acceso a la investigación, el desarrollo y la innovación tecnológica; de ahí que se recomienda una especial atención”, expuso Sinópoli.
Víctor Villalobos, director general del IICA, coincide al señalar que el potencial de la agricultura en la región ha estado limitado por las crecientes brechas de productividad, lo que hace necesario generar estrategias de desarrollo tecnológico dirigidas a la pequeña agricultura.
Fuente: prensalibre
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