Desde la reforma del 92 hasta hoy el tono verde, el enfoque medioambiental, ha ido creciendo en la política agraria hasta convertirse en su eje fundamental. De tal forma que, después de la dotación económica que se pueda destinar a la agricultura y ganadería europea, en el periodo 2014-2020, es la cuestión principal de la reforma por la importante dotación presupuestaria decidida para su desarrollo: nada menos que el 30%.
Naturalmente que nadie desea los campos, ni el agua, ni el aire contaminados; pero es necesario buscar un punto de equilibrio entre la producción de alimentos rentable y las limitaciones establecidas ligadas al respeto al medioambiente. Y todo, para que no suceda, como este año, que la mitad de la producción de girasol se la llevado la sequía y la otra mitad los pájaros (un año con muy buenos precios de mercado).
Los próximos días 23 y 24 se verán las enmiendas de compromiso sobre la reforma de la PAC, en la Comisión de agricultura del Parlamento Europeo.
La Comisión diseñó tres herramientas para desarrollar el greening, que están plasmadas en los borradores de reglamentos propuestos por el Ejecutivo comunitario: Diversificación de cultivos, pastos permanentes y superficies de interés ecológico.
Sobre las tres, se han presentado enmiendas de compromiso en la Comisión del Parlamento. La primera, de carácter general, es dejar a los Estados Miembros una mayor flexibilidad a la hora de su aplicación. Esto que apunta, de cierta forma, a la renacionalización de la PAC, podría llevarnos a tal heterogeneidad de modelos, que complicaría en exceso el seguimiento de las medidas y conseguir una mínima uniformidad europea en las condiciones de producción agraria. Parece más indicado trabajar en la flexibilización de las medidas de forma general que en su aplicación particular por los Estados Miembros.
Respecto a la medida de diversificación de cultivos: La Comisión propuso, para explotaciones con más de tres hectáreas, dedicar tres cultivos (donde el que menos superficie ocupara alcanzara el 5%, y el que más no superara el 70%). La enmienda apunta a solo dos cultivos y para explotaciones con una superficie entre 10 y 30 Has, y ninguno superar el 80%. Además, las inferiores a 10 has estarían exentas, y se aplicaría la propuesta inicial solo a partir de las 30 Has. No parece mal dirigida esta enmienda que, sin duda simplificará el trabajo y la percepción de las ayudas a los agricultores extremeños.
En cuanto a los pastos permanente, la idea es aplicar el modelo a escala regional, en vez de a nivel de explotación, que siempre tendrá una mayor facilidad de cumplimiento.
Y la última, la superficie de interés ecológico: En los borradores se recoge que el 7% de las hectáreas admisibles se destine a superficies de interés ecológico (barbechos, elementos paisajísticos, franjas de protección, etc). Y las enmiendas van por la idea de bajar al 3% el primer año de aplicación de la reforma de la PAC, el 5% el segundo y el 7% el tercero (pudiendo cultivar pero sin utilizar abonos ni pesticidas).
No aprovechar el potencial de las tierras de cultivo es un desacierto, porque si el primer objetivo es la producción viable de alimentos (base de nuestra sociedad y de su desarrollo cultural), cualquier porcentaje de superficie improductiva es rechazable. Incluso hay que pensar en las tierras marginales como aprovechables para la producción de biocombustibles.
Esto no ha hecho nada más que empezar, y el primer escalón decisivo es aprobar el presupuesto comunitario, y destinar a la agricultura una dotación suficiente: no perdamos aquí la esperanza que es también verde.
Fuente: blogs.hoy.es
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