Como parte de un plan de Conquito, miles de personas cultivan hortalizas, legumbres, frutas y otros productos en sus hogares. Esto ahorra $125 al mes, en promedio.
Miércoles 10:00. Alba Vallejo, cuida de su huerto orgánico. Al aire libre se observan plantadas especies como cebolla perla, remolacha, lechuga, brócoli, espinaca, nabo chino, entre otras.
Dentro de un invernadero hay col, pimiento, suquini y tomates. "Cuando vinieron las brigadas de salud a revisarnos -dice Vallejo-, se sorprendieron de que nuestros niños estaban sanos y sin anemia, antes no era así. Hasta a mi hija se le quitaron las alergias por la buena alimentación".
Suena la alarma del barrio Once de Mayo, en el sur de Quito. Cerca de 15 mujeres con sus hijos se reunen fuera de la casa de Vallejo. El motivo: una visita. Jenny Parra, ingeniera de Conquito, viene a revisar sus huertos.
Hace dos años, las mujeres del barrio se inscribieron en el proyecto de agricultura urbana de Conquito. "Esto ha tenido un impacto positivo en nuestros hogares -dice Vallejo, coordinadora del grupo-. Cultivamos y disponemos de alimentos sanos para nuestros hogares".
Durante la revisión, un gusano aparece entre las plantas. "¿Qué debemos hacer en este caso?" pregunta Parra. "Debemos fumigar con extractos de plantas medicinales" dice una mujer. "Se puede usar ruda, manzanilla, ortiga, ajo o ají" responde otra.
"Así es como ellas aprenden -dice Parra-. Cada 15 días venimos a visitarlas y también reciben capacitaciones".
Una a una las mujeres muestran los avances en sus terrenos. Hay 19 huertos en total. Cada uno es manejado por dos o tres familias de la zona. Como parte del proyecto, Conquito entrega las semillas, así las mujeres no gastan en la producción.
María Chasipanta junto a su hija Johanna, de dos años, muestra orgullosa su terreno. "Cuando quedé embarazada me despidieron de mi trabajo -dice- lloré mucho pero con mi huerto he salido adelante. Mi hijita también me ayuda. Hace varios meses que ya no voy al mercado y con eso ahorro cerca de $100 al mes".
Su vecina, María Vallejo, ha aprendido a reciclar y hacer humus para fertilizar la tierra. "Nos enseñaron a fabricar salsa de tomate, mermelada, y manjar -comenta Vallejo-. Así nosotras mismas cocinamos en las fiestas".
En cada huerto hay cerca de 25 variedades de plantas. La siembra y la cosecha son continuas. Cuando a alguna le falta algo, intercambian sus productos. (CG)
El Proyecto de Agricultura Urbana
Según Alexandra Rodríguez, coordinadora del proyecto de agricultura urbana de Conquito, el objetivo es aportar a la seguridad nutricional y alimentaria de los participantes. "Además, es una estrategia para que hombres y mujeres generen un autoempleo -dice Rodríguez-, y convertirse en microempresarios".
Las personas que se inscriben en el proyecto se capacitan en producción orgánica de hortalizas, plantas medicinales y frutas, crianza de animales como cuyes, conejos, cerdos y aves de engorde como codornices. "Lo que buscamos -dice Rodríguez-, es que la gente tenga una pequeña granja a nivel urbano o rural".
El proyecto tiene siete módulos. Los grupos tardan de ocho meses a un año en culminar el proceso. La gente recibe capacitaciones y asistencia cuatro o dos veces a la semana.
Los ingenieros agrónomos dan charlas sobre reciclaje y la elaboración de humus con los residuos de los alimentos para mejorar la fertilidad del suelo. A su vez, los ingenieros de alimentos enseñan a la gente a fabricar encurtidos, pasteles, galletas y otros subproductos con los excedentes de la producción del huerto. El proyecto de agricultura urbana lleva 10 años de funcionamiento. En ese tiempo se ha capacitado a cerca de 3 000 personas.
Los requisitos para participar
Los interesados en recibir la asistencia y capacitaciones con el equipo técnico, deben conformar un grupo mínimo de seis personas. "Pueden ser familiares -dice Alexandra Rodríguez, coordinadora del proyecto-, vecinos, amigos, instituciones educativas, centros de salud o centros infantiles". El grupo debe tener un espacio pequeño que puede ir desde 1 m² en adelante. Los huertos urbanos permiten versatilidad en los lugares de la plantación. Es decir, se pueden adecuar espacios en contenedores, botellas, tinas y cajas en caso de no tener tierra. También el sitio tiene que estar cerca a una fuente de agua limpia. El grupo debe hacer una carta a la dirección ejecutiva de Conquito solicitando ser capacitados en el proyecto de agricultura urbana. La institución está ubicada en la avenida Maldonado y Carlos María de La Torre, frente al andén Jefferson Pérez del sistema trolebús, en el sur de la capital. La capacitación tiene un costo simbólico de ¢50 por charla. Los niños, los adultos mayores y las personas discapacitadas son exoneradas de este valor.
Otras capacitaciones y las bioferias
El proyecto de agricultura urbana tiene una modalidad acelerada. En este proceso también se trabajan los siete módulos pero no hay asistencia en cada lugar. Los participantes reciben una charla semanal en Conquito durante un mes. El aprendizaje dura de 08:30 a 12:30 y cuesta $10 por conferencia. Este servicio está disponible para las personas que no tengan grupo o deseen una capacitación más rápida. En ambas modalidades los participantes reciben certificados avalados por el Municipio. Cerca de 200 personas han egresado de este sistema que tiene un año de funcionamiento.
Por otro lado, las bioferias son parte de las capacitaciones y son exclusivas para sus participantes. En estos lugares se organiza la venta de los excedentes de la producción orgánica de los huertos. También se comercia con productos elaborados como fritada, filete y guatitas hechas con proteína vegetal. Al momento, más de 50 microempresas expenden y elaboran productos procesados como panificados, snacks, aguas aromáticas, batidos, habas y maní confitados.
La Bioferia de la Administración Eloy Alfaro vende sus productos al público todos los jueves entre las 07:00 y las 12:00.
fuente: hoy.com.ec
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