A la hora de contraer deudas, los productores rurales se encuentran entre los sectores más conservadores. A pesar de constituirse en el segmento de mayor peso en la economía paraguaya y del espacio disponible para incrementar la productividad, la agricultura y la ganadería mantienen un nivel de subendeudamiento que llama la atención, sostuvo Roland Holst, miembro del Directorio del Banco Central del Paraguay (BCP). "Cada empresa tiene un punto óptimo de acuerdo a su operación y su riesgo: cuanto más volátil es tu producción, menos te puedes apalancar sobre tu capital; depende también de la tasa de interés: si va bajando, las empresas deberían tener una mayor proporción de deuda que de capital propio", expresó. A modo de ejemplo, recordó que si un productor de ganado tiene un campo valuado en 1 millón de dólares y un hato ganadero del mismo valor (con lo que posee 2 millones de dólares de capital), toma un crédito de 200 millones a 300 millones de guaraníes (alrededor de 70.000 dólares) en el banco para comprar desmamantes, los cuales vende en seis meses y ya paga la deuda. Regis Mereles, de la Asociación de Productores de Soja (APS), sostuvo que el bajo nivel de endeudamiento en el sector agropecuario se debe a que éste amortiza bien su deuda. Además, reconoció que la capitalización de la agricultura es cíclica, es decir, si un año es bueno, se termina amortizando la deuda acumulada en un periodo malo. "Quizás no se analizan las oscilaciones que se presentan en la capitalización de las inversiones, las cuales han avanzado mucho en tecnología e irrigación en los últimos cinco años", agregó. Holst mencionó, por otro lado, que existen oportunidades para incrementar el nivel de producción en el campo. En el caso de la ganadería, destacó que el rendimiento es de una cabeza de ganado por hectárea, bajo una buena pastura en método tradicional (sin suplementos alimenticios para los animales); de dos cabezas por hectárea, con sistema de rotación alta (mover los animales de un sitio a otro para no agotar las pasturas y de acuerdo a las necesidades); cuatro por hectárea, con fertilización (de los pastos); y ocho por hectárea, con fertilización y riego. "Nos gustaría que hubiera más créditos para el sector agropecuario, un tercio de toda nuestra campiña tiene que estar irrigada artificialmente para mantener la productividad. En ganadería, se podría aumentar la producción de pasto incrementando el crédito para plantar pasto artificial", consideró por su parte Carlino Velázquez, economista jefe del BCP.
fuente entornointeligente
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