Con la campaña de ensilado del maíz recién iniciada, en esta ocasión junto a este cereal los silos de varios ganaderos dezanos albergarán un cultivo alternativo, los girasoles, que se convierten en una apuesta experimental como complemento en la dieta de la cabaña de vacuno en la zona. Dentro de esta apuesta y como un proyecto experimental ganaderos de la cooperativa Cobideza, que cuentan, además, con la colaboración del sindicato agrario Unións Agrarias, han sembrado esta planta con el fin de estudiar su adaptación en la zona.
Así, a lo largo de estos días ganaderos de la comarca procederán al ensilado de las plantas, que lucen ya casi maduras, en numerosos campos de la zona. Uno de los productores que este año sumará el girasol a sus forrajes es Jesús Manteiga, que regenta una explotación en la parroquia cruceña de Oirós. Con una superficie de nueve hectáreas dedicadas a este cultivo, que estará listo para el corte en unos diez días en función de la meteorología, según calcula, Manteiga es uno de los ganaderos que más terreno ha sembrado dentro de los participantes que se embarcaron en dicho proyecto.
Según comentan los ganaderos, la apuesta por el cultivo del girasol está motivada, en primer lugar, por el incremento de los precios tanto de los forrajes, como la soja, o de los piensos, que han elevado su valor en los últimos meses, originando una grave crisis en el sector. Asimismo, la falta de terreno disponible para uso agrícola en la comarca origina que los productores intenten optimizar al máximo sus fincas. De igual modo, los ataques de la fauna salvaje, como jabalíes y córvidos, a las plantaciones de maíz provocan que los ganaderos opten por productos alternativos para intentar evitar las derramas en sus parcelas.
Frente a este panorama, el cultivo de girasol se plantea como una alternativa debido, en primer término, a sus ciclos más cortos, que oscilan, en función de la variedad, entre los 90 días, en contraposición a los 120 días necesarios para el maíz. De esta forma, el mismo terreno puede producir dos cortes de hierba para ensilado, albergar luego los girasoles y quedar libre a tiempo para acoger, de nuevo, la siembra de la hierba en otoño. Además, su resistencia a la falta de agua se perfila como una ventaja a la que se suma que, por el momento, y con cautela, los ganaderos reconocen no haber sufrido el ataque de los jabalíes en estas áreas.
Sus ventajas resultan alentadoras pero entre los contras figura que el aporte alimenticio de los girasoles no puede sustituir al del maíz, si bien es cierto, se utiliza como un complemento, según los técnicos en alimentación que asesoran a los ganaderos. Por el momento, queda uno de los tramos más delicados, la conservación del silo de girasoles, que suele combinarse, para una mejor preservación, con harina de maíz, que ejerce como conservante natural o con otros complementos químicos. Así, para conocer la conclusión de este estudio habrá que aguardar hasta obtener los resultados de los análisis del silo en los próximos meses.
Fuente: farodevigo
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