PARA LEER POR PARTES…
Esta presentación fue escrita a finales de 2007 y conocida por los coautores del modelo desde esa fecha, quienes se mostraron interesados en considerar poder avanzar sobre el tema. No he variado su texto desde entonces.
El titulo y contenido de este artículo, es una invitación a que los creadores de este modelo de investigación, ojala, lo apliquen a nuestro naciente sector, tanto por la coyuntura que vivimos, como por la coincidencia de lo que hemos pensado podamos llegar a ser.
Según sus autores, “Es un modelo en construcción, con una perspectiva de largo plazo - es decir, que no está cerrado y que permite nuevos desarrollos principalmente porque intenta seguir un enfoque de investigación - acción, cuya consistencia se está validando empíricamente”; “Es un modelo de análisis y de acción para abordar el problema de la competitividad agroindustrial colombiana en el mercado global”.
Y continúan, “El planteamiento central radica en que para cumplir las condiciones y requerimientos del nuevo mercado, la competitividad agroindustrial del país está en función de la capacidad para incentivar, diseñar y poner en marcha modelos agro empresariales en una perspectiva territorial”. Según Jorge Castillo en su síntesis sobre el enfoque de investigación - acción, a éste lo caracteriza la forma de operar el proyecto y de organizar el trabajo, de tal manera que “simultáneamente se puedan lograr avances teóricos y cambios sociales” (2004, s. p.) que, en este caso, son territoriales. Es ésta la principal ambición de su promotor, el grupo RAET, que agrupa tanto a académicos dedicados a la reflexión y a la proposición como a profesionales y empresarios, orientados hacia la acción concreta.
Santiago de Cali, Octubre de 2007
Después del tercer encuentro de sabileros el pasado junio del presente en Santa Marta escribí un documento titulado, ALOE VERA, DE DONDE VENIMOS Y PARA DONDE VAMOS, pensando en como podíamos elaborar un Plan Nacional para configurar la forma de integrar dos realidades definidas personalmente en ese momento: Una, la de un sub sector insipiente con interesantes perspectivas desde su Agroindustria para sus actores, con una clientela potencial consumidora de una variada gama de productos y otra; un país con identidad en proceso de formación y riquezas materiales desigualmente distribuidas, ocupando los últimos lugares en el concierto mundial en conocimiento.
Instaba en el mismo renglón, a la necesidad de prepararnos para tener la capacidad de resolver estas nuevas necesidades a través de la fuente de todas las ventajas prácticas, o lo que hoy conocemos como competitividad y la definía según el Departamento Nacional de Planeación; considerando clave fundamentarla en la innovación, en un intento de reducir la brecha tecnológica que nos separa de economías altamente competitivas.
Para los autores del Modelo RAET, “En Colombia, los mercados agroindustriales enfrentan problemas de competitividad para poderse insertar en una demanda muy dinámica, pero cada vez más especializada y regulada”. La supremacía todavía existente de una perspectiva sectorial y gremial (lo vertical) sobre una visión territorial (lo horizontal) de la agroindustria, sin propiciar los encuentros que deben existir entre las dos, para las decisiones que se deben tomar en aras de desarrollar una agroindustria nacional competitiva, es en parte el origen de estos problemas. El planteamiento de que la competitividad es un propósito conjunto entre el territorio y las organizaciones empresariales es una consideración que aún no está presente en estos modelos de decisión.
Lo cierto es que mi propuesta, solo esbozaba la necesidad de implementar nuevas herramientas, como la "Cartografía de la Tecnología" (Technology Roadmapping, TRM) definida como los “Estudios que contemplan visiones de posibles desarrollos, productos o contextos tecnológicos futuros”; desde empresas individuales (TRM corporativa) a sectores industriales completos, (TRM de sectores industriales) en objetivos comunes de alta tecnología y transdisciplinares,, (TRM orientada a objetivos) o a la política científica y técnica (CyTRM para la política). Pero había una intensión en la necesidad de conseguir un modelo que nos permitiera desarrollar el subsector de una manera profesional y con visión a futuro.
Según RAET, En la perspectiva del circuito local-global ahora compiten tanto las empresas como los territorios, entre otras razones, porque los consumidores están exigiendo y reconociendo condiciones ambientales y sociales de origen de los productos agroindustriales, a través de diferentes sistemas de información y de protocolos diseñados para este propósito.
Si bien hemos insistido en la necesidad de las BPA en el cultivo, las BPM y BPL en la transformación, no ha sido menos la insistencia desde la Secretaria Técnica a través de los lideres en las regiones, la necesidad de los Acuerdos de Voluntades y de Competitividad para nuestra legalidad como CADENA PRODUCTIVA para la concepción de un Plan Operativo, en la real dimensión actual de demanda - oferta y sus proyecciones, diseñando una capacidad de producción con base a la productividad de los cultivos, como base de arranque de nuestra propuesta en termino gremiales; pero indudablemente sin conexión aparentemente, entre ello y su territorio.
Y continuaban; Una implicación evidente del desbalance entre lo gremial y lo territorial es la ausencia de modelos de organización empresariales. Apenas podemos hablar de concentraciones productivas sobre la base de condiciones culturales y de recursos similares, que son un principio de proximidad económica, pero no de organización empresarial territorial propiamente dicha. El problema está en que las transformaciones de la demanda con nuevas regulaciones implicadas son fuente de mayor complejidad para la agroindustria y sus modelos de organización y, por supuesto, de nuevas regulaciones sobre las ya existentes en los territorios.
Si bien, la nuestra, se ha planteado como una propuesta en conjunto desde la triada; Sector Productivo, Academia, Gobierno y la búsqueda según lo que he propuesto parafraseando visiones de un nuevo marketing, consiste en que "Seamos uno, Co-creadores de un importante legado, Lideres cuyo único interés y cuya magnífica obsesión y Misión en la vida, sea la de crear, un legado verdaderamente hermoso y bueno para las generaciones futuras, a la par de hacer un gran bien a las presentes”; haciendo de la sábila y su agroindustria un bien complementario. Aun, no hay mas que la búsqueda de recursos en los fondos estatales; de una manera desconectada de un propósito general.
Hemos avanzado, existe mayor claridad que en las diferentes regiones en donde se cultiva, existen también diferentes maneras de hacerlo y con diferentes resultados y con menor o mayor participación de población campesina nativa, por la casi obsesión de satisfacer políticas sobre reinsertados o población denominada vulnerable.
Y como respondernos a la pregunta, ¿Cómo nos metemos desde ya con este cultivo y su industria en la estructura nacional de las ciencias de la vida, sentando las bases desde lo regional y las proporciones que en el análisis de realidades endógenas encontremos? A estas alturas es solo una intensión de pertenencia, la búsqueda del como hacer las cosas y esa necesidad de concebir UN MODELO repetible en cualquier región del País, con exigencias urbanísticas, de ingeniería y de paisaje amigable con el medio ambiente, en una dimensión económica propia del MERCADO Y COMERCIALIZACIÓN de sus PRODUCTOS, están aun sin respuesta . Y esta mezcla e interacción de las tres prácticas, – la triada - solo se dará una vez se cumplan unos requisitos específicos. La exigencia no es de nadie menos que los propios mercados, del cliente mismo, con algo fundamental; la sinergia entre sus actores, el compromiso y la competencia sana y la generosidad que ello en todo comienzo necesita.
Repitamos apartes sobre lo que los autores consideran básico para definir su modelo: “Este modelo, en construcción, busca ligar aspectos analíticos (entender los cambios que se dan actualmente, especialmente con el reto de la globalización) y utilizaciones normativas (plantear las bases para construir políticas públicas que permitan responder este reto). Sostiene fundamentalmente que, para las condiciones que el mercado global requiere, la competitividad agroindustrial del país está en función de la capacidad que se tenga de incentivar, diseñar y poner en marcha modelos agros empresariales – agroindustriales en una perspectiva territorial. Dividen su explicación en tres partes; En la primera establecen las diferencias del modelo con los planteamientos sectoriales y con los planteamientos territoriales relacionados básicamente con lo rural. En la segunda se presenta el modelo RAET, mientras que en la tercera se hacen tres abordajes de experiencias prácticas o “pruebas de casos” desde la perspectiva de este modelo. Finalmente, se presentan conclusiones. Es curioso que dos de las regiones analizadas sean, Pacho en Cundinamarca y Rionegro en Antioquia.
Con la idea de acercarnos a la probabilidad de que el modelo RAET sea implementado en nuestro sector, entendamos con respecto a lo sectorial sin territorio, lo que los autores expresan; En el escenario de la política económica colombiana es sorprendente, pero comprensible, seguir encontrando, y de muchas maneras, un acento sectorial: productos y gremios (arroceros, avicultores, palmeros, azucareros, etc.). Dentro de éstos, lo agrícola o lo pecuario (no lo agroindustrial), y dentro de éstos, la ausencia de territorio donde la producción tiene lugar.
Desde esta perspectiva, la posibilidad de que los actores estratégicos en los cuales se apoya el ministro de Agricultura para identificar los problemas de política económica, en cuanto a la competitividad en el mercado global, sean actores sectoriales, es muy alta. En este caso son agrónomos, veterinarios, zootecnistas, productores agropecuarios y sus gremios, fundamentalmente. A esto debe agregarse que en lo sectorial productivo prima el enfoque de mercado con su propia racionalidad y, por supuesto, prima la lógica y los intereses de los actores sectoriales.
Los demás actores y las demás lógicas como la lógica pública, es decir, el interés común que corresponde a los asuntos territoriales, tienen menos posibilidad de estar presentes y de ser consultados. Por esta razón es posible afirmar que las políticas sectoriales aún no son territoriales. El caso más evidente de acento sectorial ha sido el tratado de libre comercio (TLC). La compensación de las posibles implicaciones negativas están dirigidas a los actores sectoriales: arroceros, palmeros, avicultores. En ningún caso se ha mencionado compensar a los territorios. Con contadas excepciones, la representación de intereses territoriales no estuvo presente durante el proceso de negociación.
La cuestión es si esta perspectiva sectorial es suficiente para alcanzar la inserción de la agroindustria en el mercado global y quiénes pueden favorecerse. Los hechos más recientes revelan que el mercado global agroindustrial tiene un nuevo marco de competitividad, donde la productividad es una condición sine qua non siempre y cuando esté adicionada con elementos que van más allá de lo estrictamente sectorial para colocarse también en lo territorial. El cumplimiento de protocolos y regulaciones de calidad y de seguridad, la sostenibilidad de la oferta y la confianza entre actores constituyen fibras del entramado que se requiere para tejer el negocio agroindustrial en el mercado global. Nuestras cacareadas BPA y BPM y otras…
La complejidad se encuentra en los factores que le son inherentes y se están incluyendo en esas nuevas condiciones del mercado, donde uno de los aspectos más sobresalientes es la forma de relación entre los actores involucrados, desde los productores hasta los consumidores, cada vez más institucionalizada, menos anónima y más cargada de identidad. Dicha relación va más allá de los actores directos como los productores, por cuanto incluye toda su proximidad social, política, cultural y ambiental, es decir, una relación que incluye el territorio. La articulación de la dimensión local con el mercado ecológico de alimentos, por ejemplo, está asociada también con la gestión y el despliegue de los procesos de educación y aprendizaje, de la toma de conciencia y de lo que Muller (2002) identifica como la capacidad de mediación de actores líderes territoriales.
A esas alturas, en mi documento, aunque la comprensión del proyecto de región se podía evidenciar, aun no era claro un nexo, entre el gremio - es decir el sector productivo - y su territorio, si bien desde la concepción que manejamos del paquete tecnológico del cultivo, se comenzaba a ver las diferencias regionalmente, solo desde Rionegro – Antioquia se reclamaba, un recorrido de sus gentes – la comunidad - en una experiencia desdichadamente fallida.
Y nada mas apropiado que esta experiencia para analizar lo que sobre lo territorial y la ruralidad expresan los autores del modelo RAET, con lo sucedido con ANAPROSAR; “Los enfoques de desarrollo rural pueden considerarse enfoques de naturaleza territorial. Sin embargo, tal como lo define su nombre, tales enfoques asumen la separación del territorio entre urbano y rural y se han centrado en resolver problemas de la economía campesina, así como de la calidad de vida de ese grupo social, caracterizado por relaciones desequilibradas en la disponibilidad de recursos productivos y por problemas de baja rentabilidad y oportunidades de mercado.
Dentro de la problemática identificada, estos enfoques resaltan que el bajo nivel de desarrollo tecnológico, en la mayor parte del país, ha sido uno de los principales limitantes para integrar en forma mucho más eficiente la producción campesina a la economía nacional. El Desarrollo Rural Integrado (DRI) evolucionó introduciendo el componente de vías de comunicación, servicios básicos de salud, educación y electrificación y promoción de la organización y participación de la comunidad. Se consideraron indispensables un mayor esfuerzo y participación de los gobiernos locales, una mejor coordinación de las entidades comprometidas y, lo que es más importante, un mayor interés y participación de los productores (Chávez, 1991).
Más recientemente, a través del enfoque de nueva ruralidad, se ha planteado la necesidad de una transformación productiva con el propósito de articular competitiva y sustentablemente la economía campesina del territorio a mercados dinámicos (Sánchez, 2004). No obstante, siguiendo la línea de las motivaciones explícitas de este enfoque: de lo rural y la economía campesina surge la necesidad de preguntarse si de esta manera se logra integrar este grupo rural a una sociedad mayor y emparejar la calidad de vida que se persigue.
Mas adelante en mi documento escribía: Se necesita aplicar estas nuevas visiones y planes de control, producto de ejercicios reales. “Es apremiante contar con habilidad gerencial privada y publica para negociar y manejar el conocimiento desde el ángulo de su eficiente apropiación social”. Y continuaba…Y es aquí donde nuevamente se ve necesarios el entusiasmo para “convencer”, la preparación para sustentarlo y el conocimiento y experiencia para ponerlo en marcha y operarlo. Y en párrafo seguido escribía…es la tendencia que conocemos ya en países desarrollados: UNA MANERA DE NUEVOS SERES HUMANOS, por lo que proponemos aprovechar la investigación empírica con metodologías y prácticas registradas, para verter la información de manera que pueda ser explotada para su aprovechamiento. Se trata de nuestro inmediato porvenir colectivo en términos de las categorías esenciales del bienestar: LA PROTECCION Y LA SEGURIDAD SOCIAL. POR ESO LA NECESIDAD DE APROVECHAR LA COHABITACION COMPETITIVA ENTRE FIRMAS PEQUEÑAS Y GRANDES Y ENTRE PUBLICAS Y PRIVADAS Y EN ESTRECHAS RELACIONES DE COMPLEMENTACION Y DE SINERGIA.
Pero el asunto que me planteaba, seguía incompleto, solo era una serie de palabras de buenas intenciones y de deseos, no tenia en la cabeza, un como hacerlo; pero insistía…Se trata de aprovechar las nuevas y conocidas maneras de enfrentar los mercados globales, desde lo endógeno, pero con las bondades y necesidades del e – commerce, la e – agricultura y efectos de trabajar en red.
Así las cosas, creo y es por ello por lo que me he tomado la libertad sin consultar a sus autores, pero con la intensión de hacerlo formalmente desde la Secretaria Técnica, si es de su aprobación, es el RAET: la reconciliación entre sector y territorio; como lo definen sus autores y es un modelo que debemos implementar desde nuestra iniciativa.
El RAET es un modelo de mercado, analítico y normativo, cuya perspectiva apunta a resolver problemas de competitividad agroindustrial en el mercado global, a través de una competitividad territorial. A la manera de Jessop (2002), el RAET busca explicar y aportar a este problema, reconciliando el sector con el territorio, articulándolos y trascendiéndolos, “confiando en procedimientos que atraviesan la frontera entre mercado y Estado” (p. 8) y entre lo rural y lo urbano, que signifique articulación de todos los actores territoriales, entre ellos a los campesinos, a fin de generar las reestructuraciones necesarias.
Bajo una mirada política y normativa, se trata del papel público que, desde su perspectiva privada, pueden ejercer las actividades y los actores agroindustriales en el escenario local; papel que se revierte como una estrategia central para aumentar la eficiencia agroindustrial. Se trata también de la integración del componente técnico-económico privado con el componente social para una noción de desarrollo local. El interés es encontrar cómo la actividad productiva se vuelve integradora y protagonista de territorios y de actores, pero también, cómo los territorios y los actores son solidarios con las actividades agroindustriales, lo que equivale a un crecimiento mutuo.
Por fin, se iniciaba el abordaje a nuestro tema de interés, aun de una manera tangencial, solicitaba la…Promoción, impulso y concreción de un subsector modelo – PROTOTIPO, por su tamaño y características – que propende por desarrollar una nueva concepción de Agroindustria dentro de expectativas como las de “Visión Colombia 2019” y lo que ello significa en diversos contextos endógenos de participación colectiva…finalizaba el párrafo…Se trata de consolidar alianzas estratégicas o emprendimientos conjuntos sobre la base de un uso compartido de la riqueza potencial del cultivo y sus productos.
¿Pero que significaba el asunto en el que me respondía con la necesidad de hacer entender que existen concepciones sobre nuevos desarrollos industriales, en donde se hace irremediablemente necesaria la concepción, planificación, diseño y operación de nuevos Espacios Productivos Agroindustriales?
Creo que aquí hemos encontrado una respuesta y es necesario que conozcamos sus particularidades.
¡AVANCEMOS!
El modelo RAET descansa sobre tres posturas:
• Hay que ser proactivo frente a las diferentes tensiones que genera la globalización.
• Para serlo, es necesario establecer un “camino de análisis” que apunte a la interacción entre redes agroempresariales y el territorio.
• Es posible que a partir de las agendas territoriales se pase del camino de análisis al “camino de acción”.
Basado en el documento citado por el autor “ALOE VERA, DE DONDE VENIMOS Y PARA DONDE VAMOS en www.colombialoe.org pestaña de documentos y el de los autores mencionados,
HACIA LA CONSTRUCCIÓN
DE MODELOS AGROEMPRESARIALES
EN UNA PERSPECTIVA TERRITORIAL*
Laura Esperanza Rugeles Chacón**
Jean-François Jolly***
* Este artículo es una propuesta conceptual y operativa que está abierta y forma parte del marco conceptual de la línea, y el Grupo de Investigación sobre Redes Agro empresariales y Territorio (RAET). Ha sido fuente de varios proyectos de investigación. Institución ejecutora: Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Institución financiadora: OJTL y sector empresarial y territorial. El artículo se recibió el 23-10-2006 y se aprobó el 05-12-2006.
** Magíster en Teoría y Política Económica, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, 1986. Economista, Universidad Nacional de Colombia. Investigadora de la Maestría en Mercadeo Agroindustrial, Facultad de Ciencias Económico-Administrativas, Fundación Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, Colombia.
*** Doctor en Estudios de las Sociedades Latinoamericanas, Universidad de París III, La Sorbonne Nouvelle, Francia, 2004. Experto en Planificación Urbana y Regional, Institut d’Études Politiques de Paris, Francia. Economista, Universidad de Picardie, Amiens, Francia, 1974. Profesor asociado del Departamento de Arquitectura, Facultad de Arquitectura y Diseño, Pontificia Universidad Javeriana, Colombia.
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