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Petróleo: la crisis estimulará un cambio enorme

Esta semana The Economist ofrece un completo reporte acerca de la situación del petróleo y las consecuencias que el alza en su precio podría traer. Una versión en español que fue publicada el viernes por El Mercurio que transcribo aquí:

Petróleo: la crisis estimulará un cambio enorme

A principios de la década de los 70, el alza cuádruple en el precio del petróleo casi paralizó al mundo. El impacto del embargo árabe dejó una marca profunda en muchos países: Estados Unidos sometió sus autos a los estándares de eficiencia de combustible; Francia adoptó la energía nuclear; aunque lamentablemente el shoene rukku, o "moda consciente del uso de la energía", la inspiración para el encantador traje de negocios de mangas cortas de Japón, estuvo por delante de su tiempo.

Treinta y cinco años después, los precios del petróleo se cuadruplicaron de nuevo, subiendo desmesuradamente en poco tiempo a un máximo de más de US$ 135 el barril. Pero, hasta la fecha, ésta ha sido una crisis petrolera en cámara lenta.

Si el arma petrolera árabe se sintió como un martillazo, esta vez el estancamiento en la producción de crudo y la demanda creciente del mercado emergente han exprimido al mercado petrolero como un vicio.

Por casi cinco años, un mundo en crecimiento no le hizo caso. Sólo ahora está retrocediendo adolorido.

Esta semana, los pescadores franceses obstruyeron el puerto de Dunquerque y los camioneros británicos atascaron las rutas hacia Londres y Cardiff.

El Presidente francés, Nicolas Sarkozy, sugirió subsidiar a los más afectados y contener los impuestos al petróleo.

El Primer Ministro británico, Gordon Brown, cree que se puede persuadir a los grandes productores de crudo a que vengan al rescate. Pero sólo Arabia Saudita muestra cierto entusiasmo por eso. En otras partes, la producción está aumentando en forma increíblemente lenta. Esto está causando penurias y recriminaciones. Pero también podría llegar a representar una oportunidad.

La crisis en cámara lenta parece imposible de resistir hoy, pero con el tiempo dará origen a una reacción en cámara lenta más positiva e igualmente irrefrenable.

Repetición de la acción

Está claro que los altos precios del petróleo están perjudicando a muchas economías, especialmente en el mundo industrializado. Goldman Sachs estima que los consumidores están entregando más de US$ 1.800 billones al año a los productores de crudo. Se ha evitado la espiral de precios y salarios de la década de los 70, pero el impacto en los ingresos es doloroso.

Las familias en los países desarrollados difícilmente están bien equipadas para pagar la cuenta de petróleo, acosadas por los créditos escasos, los precios decrecientes de los activos y los alimentos caros.

Al exigirles una respuesta, los políticos han estado buscando chivos expiatorios.

En el primer lugar de la lista están los especuladores, quienes se aprovechan de las penurias de otras personas. Se han invertido alrededor de US$ 260 mil millones en fondos de productos básicos, 20 veces el nivel de 2003.

¿Seguramente todo ese capital especulativo ha sobrecargado la demanda de petróleo? Pero eso es un simple error.

"Barriles de papel"

Tales especuladores no poseen petróleo real. Cada barril que ellos compran en los mercados de futuros lo venden de nuevo antes que el contrato termine. Eso tal vez suba el precio de los "barriles de papel", pero no del crudo que las refinerías convierten en petróleo.

Es verdad que los altos precios de los futuros podrían llevar a alguien a guardar petróleo hoy con la esperanza de un precio más alto mañana. Pero los inventarios no están especialmente llenos ahora y hay pocas señales de que se esté guardando.

Si los especuladores no tienen la culpa, ¿qué hay con respecto a las empresas de petróleo, las que no han aumentado la producción a pesar de las ganancias récord? Acaparamiento, dicen algunos. No obstante, esa acusación no resiste mucho análisis tampoco.

El precio del crudo es fijo en un mercado. Para Shell, Exxon y otras, guardar el petróleo bajo tierra sería dejar miles de millones de dólares de inversión languideciendo inutilizados.

Otros temen que el crudo esté caro porque se está agotando. Pero hay poca evidencia que apoye la doctrina del "peak oil" -alcanzar el índice de producción de petróleo global máximo- en su forma extrema.

La verdad es más prosaica. Descubrir y desarrollar nuevos yacimientos es un negocio caro y que consume tiempo. Es poco probable que los nuevos yacimientos gigantescos en las aguas profundas frente a Brasil produzcan petróleo dentro de una década o más. Además, el crudo es perverso. Cuando los precios están bajos, los países ricos en este hidrocarburo dan la bienvenida a las empresas petroleras de bajo costo, de alta tecnología y bien capitalizadas.

Cuando los precios están altos, los países como Rusia y Venezuela las echan a patadas. Asimismo, los ingenieros, los barcos de estudio y los equipos sísmicos que las empresas necesitan para encontrar y producir nuevos depósitos son caros ahora. Los costos de encontrar petróleo se han duplicado -en forma temporal-, porque precisamente todo el mundo quiere darles trabajo.

Esperanzas en el fondo del barril

Por lo tanto, tomará tiempo acabar con la crisis petrolera. Algunos ecologistas tal vez reciban eso con agrado, al ver el petróleo en tres dígitos como una forma de limitar las emisiones de gases de invernadero.

La conservación en realidad aumentará, pero todo lo que logren los altos precios podría ser mejorado por impuestos razonables al carbono. Además de contener el uso del crudo, los precios altos han puesto en operaciones las arenas asfálticas, las que crean muchísimo más dióxido de carbono que el petróleo convencional. Las ganancias están cayendo en manos de desagradables regímenes llenos de petróleo, no en los erarios occidentales. Y la imposibilidad de predecir los precios va a mitigar el efecto del petróleo caro en el comportamiento de la gente.

Desde esta perspectiva, los gobiernos deberían acelerar el ajuste, o al menos dejar de postergarlo. La mitad de la población mundial está resguardada de los precios de los combustibles por los subsidios, los que, en forma perversa, han aumentado la demanda y beneficiado principalmente a aquellos en mejores condiciones. Reducir los impuestos al combustible en el mundo rico no tiene sentido. Hay mejores formas de devolver dinero a los esforzados votantes.

Las primeras dos crisis del petróleo desterraron éste de la producción de energía. Qué conveniente sería si la tercera comience a liberar al transporte del largo monopolio, de un siglo de duración, del petróleo.

Las dos primeras crisis del petróleo desterraron a éste de la producción de energía. Qué conveniente sería si la tercera libera al transporte del largo monopolio de un siglo.

Fuente: Fernando Flores

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