Estas últimas semanas es noticia la gran cantidad de alimentos que, al final del día o de las semanas, se desechan. Alimentos que caducan o se retiran en mal estado de manera obligada para garantizar su calidad y, sobre todo, su seguridad. Se estima que los hogares tiran alrededor del 30% de los alimentos que compran al año, cifra que en EE.UU. llega hasta el 40%, según el Consejo Nacional de Recursos Naturales. Estos datos suponen un gasto económico muy elevado, lo que ha llevado a científicos estadounidenses a desarrollar nuevos métodos para aumentar la vida útil, en este caso, del pan. Para ello, han usado una combinación deefectos térmicos que podría convertirse en una alternativa a los conservantes.
El pan es un alimento perecedero y uno de los que más se retira de los hogares si no se consume, ya que en un tiempo corto pierde sus cualidades. El mismo día de su elaboración, el pan fresco queda duro o, por el contrario, queda humedecido y pierde toda su calidad. En un periodo de siete a diez días, en el pan envasado se forma moho y se pierden sus cualidades organolépticas. Una nueva investigación llevada a cabo por expertos de Texas ha logrado desarrollar un método que garantiza la frescura del pan hasta pasados 60 días desde su elaboración. El grupo científico Microzap, hasta la fecha centrado en la eliminación de la bacteria Salmonella en huevos, es un equipo dedicado a la ingeniería alimentaria que ha iniciado un nuevo proyecto con el pan. Los expertos se centran en retrasar la aparición de moho. De momento, han conseguido, en el laboratorio, una vida útil de 60 días con las mismas propiedades organolépticas y de calidad que el pan recién salido del horno.
La pasteurización en frío consigue eliminar los patógenos y evita el deterioro del pan
Una combinación de efectos térmicos hace posible la destrucción de las bacterias a baja temperatura. Con esto se crea lo que los expertos llaman "pasteurización en frío de los alimentos frescos" y se consigue eliminar los patógenos causantes de enfermedades en el consumidor y del deterioro del pan. Uno de los efectos térmicos que llevan a cabo es la irradiación, que consiste en exponer el producto a radiaciones ionizantes en cantidades proporcionales a la energía que se desea que absorba el alimento.
El pan se irradia con múltiples fuentes de microondas que crean una señal de densidad. Esto permite que el producto se pasteurice a temperaturas bajas y, a la vez, no cause daño ni alteraciones en la calidad del pan. Todos los procedimientos térmicos se realizan de forma hermética, de manera que el pan no sufre alteraciones de temperatura y, por tanto, no se daña. De momento, está a la espera de que sea patentado, pero se augura un buen futuro, ya que tanto las investigaciones como las pruebas comerciales que se han llevado a cabo han dado unos resultados muy positivos.
Según los responsables del estudio, estas técnicas podrían ayudar a sustituir alguno de losconservantes químicos que se utilizan de manera habitual en el pan envasado, puesto que las mismas radiaciones desempeñarían esta función. Este nuevo método supone, sin embargo, un coste más elevado que el tradicional, de ahí que los expertos indiquen que por ahora solo sería viable en industrias con altos ingresos o con un capital muy elevado para la innovación. Por otra parte, si bien afirman que a largo plazo sería rentable, ya que la vida útil del producto final se prolongaría hasta dos meses más que el habitual, otro problema potencial sería convencer al consumidor de que el pan se conserva durante tantos días sin riesgos.
Asegurar la frescura del pan durante dos meses, mientras que ahora ni siquiera es de dos semanas, sería un proceso lento. Esta técnica se ha realizado con éxito en otros alimentos como la carne picada de pavo y también ha dado buenos resultados en el tratamiento de las frutas frescas, en concreto del melón. La empresa MicroZap define su trabajo en el campo de la alimentación como un "esfuerzo encaminado a conseguir una alimentación sana y libre de Samonella, E. coli, MRSA y moho".
Esta misma empresa ya comercializa esta tecnología en hospitales estadounidenses. Con el fin de eliminar MRSA (Estafilococo áureo, resistente a la meticilina), los hospitales utilizan este método en lavadoras y secadoras, donde se ha demostrado una reducción del 99,9% de la bacteria, causante de una de las principales infecciones hospitalarias. El MRSA ha desarrollado diferentes resistencias a antibióticos, por lo que detenerla en un porcentaje tan elevado ha supuesto un gran avance.
El método de irradiación ha erradicado la MRSA de toallas y sábanas tanto en hospitales como en los hogares, lo que supone un freno en su propagación. Según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC), esta bacteria no se elimina con el lavado habitual, sino al contrario, este ayuda a su propagación. Por este motivo, este nuevo método trasladado a este campo ha supuesto un importante paso para la salud de la población, si bien se está a la espera de conocer la evolución en el campo de la alimentación.
Fuente: Consumer
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