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Una empresa cántabra se dedica al cultivo de lechugas hidropónicas, que podrían contar con un sello de calidad

La consejera de Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural de Cantabria, Blanca Martínez, ha visitado este jueves en el polígono de Mercasantander las instalaciones de la empresa 'Purificación González', dedicada al cultivo hidropónico de lechugas, es decir, que crecen directamente sobre el agua, con la solución nutritiva disuelta en ella y en ausencia de cualquier tipo de sustrato.

Este producto podría contar con un sello de calidad, según ha anunciado la consejera, que ha estado acompañada por la directora general de Pesca y Alimentación, Pilar Pereda, y la directora de la Oficina de Calidad Alimentaria (ODECA), Cruz Fuentes.

El invernadero que han visitado está equipado con balsas de cultivo con capacidad para una producción aproximada de 25.000 lechugas.

Desde la ODECA, organismo autónomo adscrito a esta Consejería, se presta asesoramiento y, a petición de la titular de la empresa, Purificación González, se están estudiando las distintas posibilidades de proteger a este producto agroalimentario con un sello de calidad que lo distinga frente al resto.

Martínez ha expresado el apoyo de su departamento a la innovación, a todas las personas emprendedoras y a las mujeres que, como Purificación González, reúnen estas cualidades junto con el mérito de haber emprendido en solitario una iniciativa como ésta y, además, "en plena época de crisis".

Aunque el Centro de Investigación y Formación Agrarias (CIFA), dependiente de la misma Consejería, ha realizado investigaciones en cultivos como éstos y la hidroponía no es una técnica nueva, la realidad es que en Cantabria "no se prodiga este tipo de cultivos".

SEMILLAS Y NUTRIENTES ECOLÓGICOS

La titular de la empresa comenzó esta andadura hace tres años con la firme decisión de que sus productos tuviesen la máxima calidad y de que mantengan, ahora y en el futuro, su propia firma.

Para ello, se abastece de semillas de lechuga ecológicas y de la más alta gama, procedentes de Holanda, que se siembran en un sustrato sólido.

Transcurridos de 30 a 40 días se trasplantan a diferentes piscinas donde, colocadas sobre unas bandejas de poliestireno expandido, agujereadas a la densidad adecuada, las lechugas prosperan flotando sobre esa base que soporta el cultivo, nutriéndose del agua enriquecida en el que se encuentran inmersas las raíces.

El agua de las piscinas es sometida de manera continua a un tratamiento de desinfección con ozono y se enriquece con una solución nutritiva que contiene los componentes necesarios para que la planta crezca de acuerdo con sus necesidades nutricionales.

Los nutrientes utilizados, al igual que las semillas, son también ecológicos. Dos son las clases de lechugas que se cultivan: una verde, 'descartes', y otra de color roble, 'seurat'.

Unas y otras se comercializarán muy pronto en una cadena de supermercados cántabros y, más adelante, en grandes superficies comerciales de la región pero, al mismo tiempo, esta mujer emprendedora contempla ya entre sus objetivos el de la exportación de sus productos.

Fuente: europapress

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