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Y después de la siembra directa, ¿qué pasa si quiero volver a la labranza tradicional?

Moraes Sá, luego de 10 años de comparar un sistema de SIEMBRA DIRECTA y otro basado en labranzas, concluye su trabajo afirmando que "a largo plazo, la siembra directa aumentó la materia orgánica del suelo en un 54% en la capa de 0 a 10 centímetros en relación a la preparación convencional".

El tipo de labranza ha demostrado tener un gran efecto sobre la distribución de los residuos y nutrientes en el suelo. En un estudio realizado por Fabio Montero —un destacado estudioso nacional de la microbiología de suelo—, se evaluaron durante dos años los niveles y tendencias microbiológicas de suelos con diferentes antigüedad en SIEMBRA DIRECTA bajo la secuencia maíz/soja.

 
En SIEMBRA DIRECTA, como resultado de los canales generados por lombrices e insectos, y de los que dejan las raíces de los cultivos y las grietas naturales, se regenera permanentemente un sistema de macroporos que permiten una mejor dinámica del agua comparado con sistemas con labranzas.

Estos macroporos son continuos y menos tortuosos - ya que copian la forma de la raíces—, y más estables que los "espacios" creados por la labranza; resultando ser, en consecuencia, más efectivos para el ingreso y movimiento del agua y del aire y para el crecimiento de nuevas raíces.

 

Por lo tanto, si se efectúa una labor en un lote que hace varios años es manejado en SIEMBRA DIRECTA, se desencadenarán una serie de procesos que se describen a continuación:

Se producirá una oxigenación violenta que estimulará a la mineralización de la materia orgánica. Como una importante proporción es lábil, rápidamente se oxidará, dando como resultado una disminución de la fracción joven —o rápidamente oxidable—, lo cual será acompañado con un pulso de mineralización.

La cobertura aportada por los rastrojos disminuirá drásticamente con los perjuicios sobre la protección del suelo frente a lluvias y viento, sobre la economía del agua.

El sistema de macroporos continuos que habían sido generados por la actividad de raíces, lombrices e insectos son destruidos y reemplazados por espacios no continuos e inestables ocasionados por las labranzas, con consecuencias negativas sobre la dinámica de ingreso y movimiento de agua en el suelo.

Se afectará marcadamente la estabilidad del ambiente edáfico, lo cual afectará a las poblaciones de microorganismos del suelo.


Y esto no es todo. Lo peor es que toda la ganancia en materia orgánica, porosidad, estabilidad estructural, y biología de suelo que habíamos logrado con años de SIEMBRA DIRECTA se derrumba rápidamente y costará varios años recuperarla.

Por lo tanto, antes de realizar una labranza ocasional cada productor debería meditar que una decisión apresurada.

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