La FAO advierte de que para hacer frente al cambio climático es fundamental una buena gestión forestal.
Aboga por la reforestación y la repoblación para combatir el dióxido de carbono presente en la atmósfera.
El Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió hoy de la necesidad de una buena gestión forestal debido a la íntima relación que existe entre el cambio climático y los bosques. Según la agencia de la ONU, con el aumento de la retención de carbono por los bosques mundiales gracias a una mayor lucha contra la deforestación y el aumento de la repoblación y la reforestación, se podría compensar un 15% de las emisiones de carbono producidas por los combustibles fósiles en los próximos 50 años.
Por una parte, los cambios que se producen en el clima mundial están afectando a los bosques debido a que las temperaturas medias anuales son más elevadas, a la modificación de las pautas pluviales y a la presencia cada vez más frecuente de fenómenos climáticos extremos. Al mismo tiempo, los bosques y la madera que producen atrapan y almacenan dióxido de carbono, con lo cual contribuyen considerablemente a mitigar el cambio climático.
Por otra parte, la destrucción, la explotación excesiva o los incendios forestales pueden producir dióxido de carbono, gas responsable del efecto invernadero. De ahí el que la FAO advirtiera hoy de que es necesario tomar medidas ahora para hacer frente a esta compleja serie de interrelaciones de una forma integral.
"Sin duda es necesario frenar la deforestación y ampliar la superficie boscosa. Pero también es necesario sustituir los combustibles fósiles por biocombustibles elaborados con madera de bosques gestionados de forma responsable, con el fin de reducir las emisiones de carbono", destacó el secretario del grupo interdepartamental de trabajo de la FAO sobre cambio climático, Wulf Killman. "Hay que utilizar además más madera para producir productos duraderos capaces de mantener el carbono fuera de la atmósfera durante períodos más largos de tiempo", añadió.
Los combustibles fósiles liberan dióxido de carbono al quemarse e incrementan la presencia de este gas en la atmósfera que, a su vez, contribuye al calentamiento del planeta y el cambio climático. Según la FAO, los árboles y los bosques ayudan a mitigar estos cambios al absorber el dióxido de carbono de la atmósfera y convertirlo, a través de la fotosíntesis, en carbono que "almacenan" en forma de madera y vegetación. Este proceso se denomina "fijación del carbono".
En los árboles el carbono supone en general alrededor del 20 por ciento de su peso. Además de los árboles mismos, el conjunto de la biomasa forestal también funciona como "sumidero de carbono", ya que por ejemplo, la materia orgánica del suelo de los bosques también actúa como depósito de carbono. Como consecuencia de ello, los bosques almacenan enormes cantidades de carbono. Según los estudios de la FAO, en total, los bosques y sus suelos actualmente almacenan más de un billón de toneladas de carbono, el doble de la cantidad que flota libre en la atmósfera.
Pero la destrucción de los bosques, libera en la atmósfera unos 6.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, y para el equilibrio de este elemento, así como para la conservación del medio ambiente, es importante evitar que escape este carbono almacenado, explicó la FAO en su informe.
En este sentido, la agencia de la ONU considera que una correcta gestión puede ayudar a combatir el cambio climático mediante repoblación forestal y reforestación, además de evitar la tala de los bosques. En el caso de las zonas tropicales, donde la vegetación crece con rapidez y, en consecuencia, elimina el carbono de la atmósfera con mayor celeridad, plantar árboles puede eliminar grandes cantidades de carbono de la atmósfera en un tiempo relativamente breve. En este caso, los bosques pueden almacenar hasta 15 toneladas de carbono por hectárea al año en su biomasa y en la madera.
COMPENSAR EL 15% DE LAS EMISIONES DE CO2
La FAO y otros grupos de expertos estiman que la retención mundial de carbono producida por la disminución de la deforestación, el aumento de la repoblación forestal y un mayor número de proyectos agroforestales y plantaciones podrían compensar un 15% de las emisiones de carbono producidas por los combustibles fósiles en los próximos 50 años.
La madera que se obtiene también funciona como 'sumidero' de carbono y su uso para construcción o para hacer muebles almacena con eficacia el carbono durante siglos. La fabricación de materiales de construcción como los plásticos, el aluminio o el cemento, por lo común requiere grandes cantidades de combustibles fósiles, por lo que sustituirlos con madera ofrece, por lo tanto, grandes beneficios en materia de reducción de las emisiones de carbono.
Asimismo, el uso de madera como combustible en vez de petróleo, carbón y gas natural, puede ayudar a mitigar el cambio climático. Aunque la combustión de madera y biomasa libera dióxido de carbono en la atmósfera, si esos combustibles proceden de un bosque cuya gestión es sostenible, esas emisiones de carbono se pueden compensar a través de plantar nuevos árboles. Por ello, concluye la FAO, con una gestión adecuada los bosques pueden suministrar bioenergía casi sin emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera.