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El biólogo Juan González y "Nuestros libros" presentan su obra. Brindar a los jóvenes conocimientos y herramientas de acción.
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ETERNOS BASURALES. Visibilizar los problemas del medio ambiente local es uno de los objetivos del libro. LA GACETA / ARCHIVO  | 

Es verde, realmente verde. Y no sólo por el color de sus tapas. "Nuestros Libros Ediciones", una empresa editorial tucumana, y Juan Antonio González, doctor en Ciencias Biológicas por profesión y ecologista de alma por vocación, dieron a luz un libro pensado para que docentes, estudiantes de todas las edades y ciudadanos en general preocupados por el planeta tengan herramientas para pensar cómo recuperar nuestro ambiente saludable. Y con nuestro decimos exactamente eso, pues está centrado en el Noroeste argentino. 

"Disponemos de mucha información sobre flora, fauna y ambiente en general. Basta encender el TV y sintonizar, por ejemplo, Discovery Channel. Sin embargo, mucha de esa información se refiere a África, Estados Unidos o Australia, pero no a nuestro país, y menos al NOA. Y no es que no haya datos. Universidades, institutos y fundaciones trabajan esos temas, pero el conocimiento que se genera no fluye a la población en general, ni a los docentes en particular", apuntó González.

-¿Cómo nació la idea?

- Nos propusimos dar acceso a datos científicos y serios sobre nuestros ambientes; visibilizar los problemas que sufren los recursos naturales (el agua, el suelo, los bosques, el aire...) y otros recursos intangibles, como los paisajes. El libro busca crear una "correa de transmisión" entre el conocimiento académico y los maestros. Insisto en los docentes, pues estoy convencido de que si ellos tienen la información, influirán decididamente sobre nuestros niños y nuestros jóvenes.

- ¿Cómo se estructura el libro?

- Vamos de lo general a lo particular: los problemas ambientales mundiales y luego los del NOA. Brindamos datos poblacionales y ambientales; describimos problemas de contaminación y qué se está haciendo para enfrentarlos. Cada capítulo incluye una propuesta de trabajo que busca la reflexión y, a partir de ella y con la guía del docente, la acción. El libro es evolutivo, va en círculos: primero el aula, luego la escuela, los alrededores de la escuela, el barrio, el hogar... y así.

- Es todo un desafío...

- Y sobre todo, un acto de esperanza. Es lo que fundamenta el título, "Estamos a tiempo". Estoy seguro de que con pequeñas acciones podemos lograr mucho. Un ejemplo: si cada 21 de septiembre 100.000 estudiantes plantaran un árbol cada uno, tendríamos casi 1.000 hectáreas nuevas de árboles. ¡Este es el valor de las pequeñas acciones! Mi preocupación es que se generen acciones con información cierta, regional y local. No remedio nada con participar en campañas para preservar los bosques del Amazonas o las focas del Ártico (que, cuidado, son muy importantes) si no hago nada por nuestros bosques, nuestros ríos o por el agua que necesito cada día para mi subsistencia. 

- O sea que la participación ciudadana es indispensable... 

- Estoy convencido de que debemos educar para actuar, debemos dar a conocer información técnica para generar estados de ánimo que nos lleven a participar, a movilizar. En los temas ambientales todavía estamos esperando que "Papá Estado" haga las cosas, sin darnos cuenta de que la participación ciudadana pudo, puede y podrá hacer mucho más. El poder de las personas -o de las sociedades- bien informadas es infinitamente superior al de los gobiernos. Los ejemplos sobran, incluso en el plano local. 

- ¿Por qué se plantea el objetivo como "recuperación"? 

- No podemos caer en la simpleza de pensar que nuestros ambientes están intactos. Si me paro en la cima de las Cumbres del Aconquija y miro hacia Catamarca o hacia el valle de Tucumán estoy "viendo" miles de años de uso de recursos naturales. Nuestro desarrollo se hizo a partir de bosques, suelos, agua y minerales. Pero una cosa es el uso planificado de los recursos, y otra el uso irresponsable, la inmediatez propia del desarrollismo a ultranza. En el NOA hay que hablar de "recuperación" pues muchos bosques fueron eliminados, el agua fue utilizada y se la devuelve contaminada a la naturaleza; nuestros paisajes son afectados por obras; nuestra fauna y nuestra flora autóctonas siempre son las primeras en sufrir. Aquí la clave es el uso responsable y el cumplimiento de las leyes. 

- ¿Quiénes podrían, además de las escuelas, trabajar aprovechando la información y las consignas del libro?

- Repito, el libro puede ser aprovechado por cualquier ciudadano: ONG, gremios, clubes, empresas que tienen responsabilidad ambiental e incluso por críticos bien intencionados que podrían plantear algo mejor. 

- ¿Cómo se puede lograr una toma de conciencia urgente y masiva? 

- Sólo educando se puede cambiar la relación hombre-naturaleza. Un hombre consciente de que es un elemento más en la trama de la vida y no "amo y señor" de los recursos naturales será ardiente defensor y conservacionista. El antropocentrismo hizo estragos en nuestra relación con la naturaleza. Y pienso que vamos a cambiar esto con educación cierta, local, regional y global. La prensa puede ayudar bastante y creo que lo está haciendo. Hoy muchos problemas ambientales se judicializan o se llevan a los medios para que se "haga algo" y siempre se logra algún cambio. 

- ¿Cómo combatir los intereses económicos que atentan contra al cuidado ambiental? ¿Son los niños la "última esperanza"? 

- Los niños y los jóvenes siempre serán nuestra esperanza. Pero ellos aprenden lo que nosotros, los adultos, les enseñamos. Si transmitimos cortoplacismos, exitismos, ley del menor esfuerzo, antropocentrismo, viveza criolla, uso irresponsable de los recursos naturales, seguro que van a aprender esto. Lo único que puede romper esta tendencia, insisto, es la educación, por todos los medios. Los intereses económicos siempre van a estar. Es fundamental trabajar con los empresarios y convencerlos de que sólo los cambios que se necesitan harán rentables sus negocios a largo plazo: los que usan agua para sus procesos no la van a tener si no hay bosques o árboles; los que utilizan maderas se quedarán sin negocio si no reforestan. Los que generan residuos industriales tienen que descubrir que pueden reutilizarlos en otros procesos. Es increíble, pero mientras los medios de prensa hablan del efecto de la sequía sobre nuestros cultivos, todavía seguimos pensando si vamos a usar o no la vinaza, ¡que posee un 90% de agua!

El libro

Estamos a tiempo 
Estructurado en nueve partes va de la problemática global, pasando por la situación del NOA (la y de Tucumán dentro de la región), al "valor de las pequeñas cosas": propuestas de gestos concretos que hacen posible la recuperación ambiental. Gráficamente muy atractivo; escrito con sencillez y, al mismo tiempo, con precisión, amplía el concepto de recursos naturales a partir de que "lo esencial es invisible a los ojos". 

JUAN ANTONIO GONZÁLEZ 

Doctor en Ciencias Biológicas y docente de posgrado en la UNT. Como director de Ambiente de la Provincia (1999-2003) inició siete juicios contra empresas por contaminación y armó, por primera vez en Argentina, un proyecto de Producción más Limpia para trabajar con residuos industriales. Es también especialista en plantas de alta montaña, especialmente quinoa.
Fuente: Lagaceta

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