Investigadores del grupo Innovaciones en análisis químico’ de la Universidad de Jaén (UJA), especializado en el desarrollo de sensores aplicados al control de procesos agroalimentarios, han diseñado un dispositivo que permite detectar y medir el nivel de concentración en vegetales de un pesticida llamado tiametoxam, que ha demostrado ser muy dañino para las poblaciones de abejas.
Se trata de un sensor semiautomático que permite cuantificar de forma rápida y eficaz la presencia de este pesticida, tal y como explican en un estudio publicado en la revista científica Talanta.
El sensor que han diseñado los expertos de la UJA es más económico que otras alternativas existentes como la del análisis cromatográfico, además de permitir una frecuencia de muestreo mucho más elevada. Su funcionamiento se apoya en un software que, una vez activado, impulsa mediante un sistema de bombas y válvulas tanto la muestra como los reactivos hasta un fotorreactor.
Allí, una lámpara ultravioleta transforma la disolución de muestra en un compuesto fluorescente, ya que el tiametoxam no lo es por sí mismo. A continuación, el fotoproducto pasa a una cubeta de flujo donde es retenido selectivamente en un soporte sólido, pudiendo así separarse del resto de componentes de la matriz. Paralelamente a esta retención se produce la detección fluorescente, que permitirá cuantificar la cantidad de pesticida en el caso de que la hubiera.
“Es un sistema que dadas sus características de rapidez, automatización y versatilidad podría ser fácilmente implementado en un laboratorio de análisis, con objeto de realizar control de calidad de vegetales. De esta manera sería posible controlar los límites máximos de residuos establecidos por la legislación de la Unión Europea”, señala el investigador Antonio Ruiz Medina, del departamento de Química Física y Analítica de la UJA que ha participado en el desarrollo del sensor.
“El dispositivo es muy sencillo de utilizar, e incluso de construir, ya que sólo requiere de componentes instrumentales disponibles comercialmente. Esto permite que lo pueda utilizar cualquier laboratorio o grupo de investigación”, subraya el experto.
Colapso de las colonias
El tiametoxam es un pesticida de la familia de los neonicotinoides (sustancias derivadas de la nicotina) que, junto a la clotianidina y el imidacloprid, se emplea principalmente para el control de escarabajos, polillas, pulgones y otras plagas en la siembra de girasol, colza, algodón y maíz.
En abril de 2013, la Unión Europea (UE) acordó la prohibición de su uso durante dos años, tras un informe realizado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) que señalaba a estos plaguicidas como una de las posibles causas de la muerte masiva de abejas en todo el mundo, lo que se conoce como el colapso de las colonias.
“Una vez transcurrido el periodo de prohibición, su uso en la UE ha quedado restringido a aquellos cultivos que no atraen a estos insectos así como a cereales de invierno (por ejemplo el trigo). En ambos casos siempre dentro de unos límites de concentración máxima permitida”, explica Antonio Ruiz Medina.
Las abejas resultan vitales para mantener el ecosistema al favorecer la polinización. La merma de sus colonias en los últimos años se ha convertido en una preocupación para la comunidad científica. Por este motivo, contar con sistemas fiables que permitan controlar el adecuado uso de insecticidas como el tiametoxam, que afectan de manera determinante a su sistema nervioso, es una tarea fundamental a la que tratan de contribuir los investigadores del Departamento de Química Física y Analítica de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Jaén.
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