Una inversión en tecnología aplicada al campo puede no solo aumenta la productividad de los cultivos, sino ahorrar costes y evitar la expansión de plagas o enfermedades.
Un dron sobrevuela un campo de cultivo y detecta un área que podría estar infectada con algún insecto invasor. El agricultor analiza, a través de su tablet y en tiempo real, cómo de extenso es el problema. Gracias a la agricultura de precisión que ha practicado este agricultor, sabe perfectamente dónde comienza y acaba el problema. Sin embargo, en el momento de ponerse manos a la obra para evitar que la plaga se extienda, el agricultor comprueba que una de las máquinas sufre una avería y queda inmovilizada. Años atrás, este percance hubiera supuesto, como poco, varios días de espera para recibir un recambio, pero hoy la impresión 3D solventa el problema en cuestión de horas. La maquina se pone en marcha, la plaga queda acotada y el resto del cultivo se salva. No es un episodio de ciencia-ficcion, es algo que ya ocurre en los campos españoles gracias a una revolución tecnología que comienza en las TIC y continúa con maquinaria aplicada a la agricultura.
Drones
El capítulo con el que hemos ejemplificado hasta qué punto se está tecnificando la agricultura comienza con un dron, una de las grandes innovaciones de los últimos años. Aplicados al área civil, los drones están permitiendo luchar contra la desertificación, los incendios o la caza furtiva. Y en el mundo agrícola han supuesto una ayuda inestimable para controlar grandes áreas de cultivo.
A través de un dron el agricultor puede medir y controlar numerosas variables:
Además, el uso de drones en el campo permite precisión a la hora de tratar áreas muy concretas con herbicidas, lo que ahorra tiempo, dinero y posibles consecuencias negativas de un tratamiento sobre cultivo sano.
En este sentido, los drones han permitido un mayor desarrollo de la denominada agricultura de precisión, que ya no deja nada al azar y en la que todos los parámetros medibles de un cultivo quedan bajo la supervisión del agricultor.
Por otro lado, implementar un dron en nuestra producción agrícola puede suponer un reto, y es que su uso requiere de entrenamiento, al igual que la extracción y lectura de los datos que nos proporcionará. Por eso, es imprescindible tener muy clara la inversión a la hora de adquirir un dron.
Aplicaciones y software específico
La utilización de drones en la agricultura no se entiende sin el software específico que los acompaña. Grabación de vídeo, medición de parámetros, control del propio dron… máquina y software funcionan como un todo.
Pero las aplicaciones destinadas a la agricultura se esparcen por todas las facetas de la producción agrícola. Un buen ejemplo es el uso de software para automatizar el riego y controlar cualquier posible eventualidad que pudiera surgir en materia de irrigación.
El mercado de aplicaciones agrícolas es muy amplio y por cada tarea o necesidad del agricultor se puede encontrar, casi con toda certeza, un software específico: control y distribución de los fertilizantes, uso de fitosanitarios, calendario y control de costes, entre otros.
Tal vez uno de los conjuntos de aplicaciones que todavía no se han desarrollado completamente tiene que ver con el que permite simplificar los canales de distribución. En este sentido, ya hay algunos intentos de hacer llegar los productos directamente del agricultor al consumidor, pero este es un área de negocio que tiene amplio margen de mejora.
Impresión 3D
En el ejemplo con el que comenzábamos este artículo se ponía de manifiesto hasta qué punto puede llegar a suponer un problema la avería de maquinaria agraria. En el campo los tiempos de actuación son siempre muy limitados y cualquier retraso puede suponer importantes costes. Por eso la impresión 3D, una de las pequeñas revoluciones tecnológicas de los últimos años, puede ayudar a marcar la diferencia.
Como ya ocurre en campos como la sanidad o la ingeniería, la impresión 3D ofrece soluciones rápidas a problemas concretos. Imprimir, por ejemplo, una pieza de recambio para nuestra maquinaria, puede ahorrarnos días o semanas de espera y, desde luego, puede resultar mucho más económico.
Es uno de los posibles usos a la impresión 3D, pero el desarrollo de esta tecnología todavía está en sus primeras etapas y es de esperar que en los próximos años se encuentren nuevas formas de aprovechar todas sus virtudes.
Estos son solo tres ejemplos de cómo la tecnología está cambiando el sector agrícola, pero en el horizonte ya van surgiendo conceptos como el Big Data asociado al cultivo, que tal vez suponga la próxima revolución del campo.
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