producción agropecuaria está siendo muy cuestionada por la cantidad de agroquímicos utilizados para combatir insectos y malezas. En áreas periurbanas se están implementando límites donde no se pueden aplicar plaguicidas, pero no se observa un criterio técnico para la regulación de la distancia que se debe dejar sin aplicación y qué tipos de productos químicos se permitirían utilizar. Existen municipios que dejan realizar aplicaciones a partir de los 200 metros de donde se encuentra el poblado, mientras que otros desde los 2000 metros, con lo cual sería interesante poder contar con un protocolo de pulverización para cada producto que se aplique y conocer con qué tecnología se aplicará en todo el país.
Ante situaciones como estas, donde no hay un criterio técnico aplicado ni regulado en la práctica en todo el país, se hace muy difícil que la producción agropecuaria se profesionalice para difundirse al mundo como una agricultura certificada, eficiente y poco contaminada.
Lo primero que se debería tenerse en cuenta es la capacitación del personal que conducirá el equipo aplicador de agroquímicos. En EE.UU. los operarios deben rendir una evaluación cada 6 meses y con su aprobación se les entrega un carnet que los habilita a realizar su trabajo. Durante los últimos años, en EE.UU., los productores venían implementando el aviso a sus vecinos para que vean las condiciones de la pulverizadora cuando se realizaba la aplicación. Cumpliendo estos pasos, el operario podía aplicar desde los 90 metros de un poblado y, a veces, menor distancia.
La tecnología ofrece soluciones
La tecnología ofrece soluciones. Foto: Archivo
Con la tecnología disponible hoy en el mercado la pulverizadora puede controlarse por medio de un celular respecto de lo que realiza en el campo. Y mediante el uso de una estación meteorológica montada en la máquina tenemos algunos parámetros de rango de trabajo que pueden determinar o no las aplicaciones. En Europa esto ya funciona desde hace algunos años automáticamente y corta las aplicaciones si las condiciones no son las que se requieren para aplicar diferentes productos, como velocidad de viento, humedad relativa, etcétera. La Argentina ya posee esta tecnología y la tiene que aplicar.
También, mediante la utilización de sensores infrarrojos activos colocados en el barral de la pulverizadora, se logra aplicar en tiempo real sobre las malezas existentes el producto químico. En muchos casos ahorrándose hasta un 85% del producto activo aplicado por hectárea en los barbechos.
En tanto, los últimos avances se realizan en visión artificial, logrando identificarse a las malezas por su morfología y por su estadio. Basado en la visión artificial, un software de video o fotografía inteligente permite detectar, identificar y eliminar las malezas en cualquier momento de su desarrollo, incluido cuando las malezas aparecen con el cultivo en pie.
Ambos sistemas (sensores infrarrojos o visión artificial) requieren de una rápida reacción en la aplicación que se logra perfectamente en la actualidad. Hoy es común tener presencia de pulverizadoras con dos barrales y dos tanques independientes para lograr dicho propósito de aplicación.
El futuro será prácticamente robotizado y con registro de datos para poder lograr una trazabilidad de la producción agropecuaria completa. Pero el paso más importante es la capacitación del personal y lograr el conocimiento sobre la importancia de las buenas prácticas de aplicación de productos químicos.
Cambios
Otro factor muy importante es cómo el mundo viene tomando a los organismos genéticamente modificados, que supuestamente son los que han permitido mayores aplicaciones de productos químicos.
Rusia y Europa se están pronunciando constantemente en contra de los organismos genéticamente modificados. Recientemente, en Europa se prolongó por 18 meses más la licencia del glifosato. La Duma Estatal de la Federación de Rusia prohíbe el cultivo y cría de plantas y animales modificados genéticamente. A su vez, ya existen 10 países que no permiten la comercialización de OGM.
En diciembre de 2015, Vladimir Putin manifestó su intención de que Rusia se convirtiera en una potencia de producción ecológica a nivel mundial. Al mismo tiempo, el Gobierno tendrá el derecho de impedir la importación a Rusia de productos OMG si se revela su impacto negativo en la salud humana o el medio ambiente.
Como conclusión, hay que empezar a discutir diferentes sistemas productivos para lograr una diversificación de la posible demanda futura y tratar de lograr una proporción de la producción de granos que no sean OGM y con baja utilización de agroquímicos. Desde mi punto de vista, la única alternativa para llevar a cabo este sistema de producción es la utilización de tecnología de agricultura de precisión en el control de malezas.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/
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