La agricultura, una de las primeras tareas realizadas por el ser humano en su historia, ha sido una práctica global que ha traído grandes beneficios para todos. Con el avance tecnológico, siempre se especuló que los elementos creados por el ser humano podrían aplicarse a la agricultura para colaborar en su tarea de recolección y reproducción. Una nueva forma de combinar tecnología con naturaleza para generar mayor redituabilidad en materia alimenticia, principalmente.
A diferencia de otros recursos obtenidos del suelo terrestre, como los minerales, oro o piedras preciosas, el alimento es algo de lo que no se puede prescindir. La supervivencia del a población mundial depende de ello, por eso siempre ha sido considerada "el primer trabajo humano" junto con la caza y la pesca. Pero en la actualidad y en el futuro, la tecnología podría contribuir sin dudas a eliminar este paradigma de la edad media.
Con el incesante crecimiento poblacional, que necesitará refugio y comida, expertos han comenzado -e incitan a hacer a todos- de incorporar distintos métodos tecnológicos para colaborar y evitar pérdidas en las prácticas agrícolas. De esta manera la agricultura sería sostenible, generando y regulando al mismo tiempo dicha práctica casi vital para el desarrollo de la vida humana.
La contaminación, erosión, deforestación y problemas y migraciones de distintas especies de la fauna, pérdida de suelos aptos para la agricultura, etc. son las causas principales del porqué la tecnología debería implementarse en gran escala en la producción agrícola, para controlar y prevenir estos inconvenientes como principal finalidad. La agricultura no es una práctica propia de un ciclo natural, por lo que esta claro que si el hombre genera los problemas al trabajar la tierra de esta manera, también debe pensar en sus inmediatas soluciones.
Ya en la década de 1840 los científicos Liebig y Johnston comenzaron a hablar de una Agricultura Científica, con cimientos en emplear distintos procedimientos químicos sobre la agricultura para aumentar la producción. Esta forma de generar mayores cosechas -aunque a veces con alimentos transgénicos- puede considerarse la primera aplicación tecnológica a la agricultura, generando hasta hoy mayor cantidad de alimentos y también menor trabajo para obtener los mismos (menor involucración humana en la producción/procesamiento) gracias al empleo de la robótica en algunos casos.
A corto plazo, los objetivos de la implementación tecnológica se verán reflejados en rendimientos, calidad y reducción de insumos, pero generando mayor producción alimenticia. A largo plazo, se estima que se podrían crear alimentos super-nutritivos para animales, que serían plantas que producirían mucho más nutrientes, tendrían mejor adaptación fisiológica para aventajar en la competencia a especies cercanas, ser tolerantes al estrés por sequía, y hasta un mejoramiento general de su fotosíntesis.
Pero como dijimos antes, la viabilidad de esta práctica química puede generar resultados negativos en cuanto al ecosistema o mismo a las empresas y consumidores de las producciones (principalmente porque a mayor producción, mayor consumo). El problema del acostumbramiento al consumo y luego no poder recuperar esa materia prima no-renovable genera controversias, que siguen siendo debatidas para subsanarlas a la brevedad. La base no es producir cantidades inmensas, sino saber administrar de forma equitativa y sin daño al medio ambiente de estos recursos naturales.
Estudios actuales realizados para cuantificar el impacto en la producción de reducir o limitar los insumos para la agricultura han sugerido que los rendimientos/hectárea se reducirían de 35% a 80% dependiendo del cultivo. Sin una reducción concurrente en la demanda, la cantidad de tierra que debería utilizarse aumentaría dramáticamente, y ésta podría quedar seca por años. Pero para que entiendan, las tierras labradas en la actualidad tienen dimensiones iguales a todo el continente Sudamericano. La tecnología ya esta regulando ésto, porque sin ella la cantidad de parcelas utilizadas sería de toda América para obtener el alimento necesario de cada día.
La tecnología entonces se vuelve desarrollo para el gradual uso de nutrientes, para productos de control de plagas, cultivares de los cultivos y equipo agrícola, y otros a los que se incluyen los anteriormente mencionados. Consideramos entonces la premisa básica de la biotecnología: la menos costosa y más renovable fuente de energía en la tierra es el sol y el mecanismo más abundante y predecible de convertir la energía del sol a energía utilizable es la fotosíntesis. Gracias a la tecnología, la "vitalidad" que brinda el sol puede ser dirigida con más precisión a los cultivos (incluso el agua, por los distintos sistema de riego ya conocidos).
En cuanto a la tecnología computacional, combinada con aparatos de ubicación geográfica y avances en sensores remotos, prometen cambiar radicalmente la forma de como serán controlados y manejados todos los cultivos. Ésto sería la llamada Agricultura de Precisión. Los problemas que genera el clima impredecible, la ubicación exacta para el buen desarrollo de la práctica agrícola, la posibilidad de volvera reutilizar un suelo, etc. ya no serán difícil de determinar.
La sostenibilidad en la agricultura, en definitiva, está relacionada con la capacidad de un agroecosistema de mantener la producción a través del tiempo de una manera predecible. Si la perspectiva de sostenibilidad es una idea de preservación de recursos no renovables dentro del punto de vista de la empresa agrícola, entonces el objetivo no sólo es lograble, sino que también habrá buenas prácticas de negocios y buen manejo del medio ambiente.
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