En la tierra de los tablets, teléfonos inteligentes, los atascos y el paisaje gris, en esas mega ciudades donde viven millones de humanos como si fuesen abejas en colmenas; cultivar alimentos se convirtió en terapia y una forma de contacto con la naturaleza para muchos.
Huertos urbanos florecen en los parques, en los balcones y rincones olvidados de las ciudades. La agricultura urbana se encuentra presente en todas las clases sociales. En los pequeños espacios de los edificios, muchos adquieren el gusto por las especies y hierbas frescas recién cosechadas del balcón.
La agricultura urbana no es un mero hobby, es todo un movimiento que se revela contra los alimentos llenos de tóxicos e industrializados, demostrando que es posible producir local y sin tóxicos, teniendo dietas mas sanas y variadas.
Ademas la experiencia de cultivar algo uno mismo, cosecharlo y comerlo aunque tan solo sea una simple hoja de lechuga hace que para muchos valga la pena el esfuerzo..
Se aprovecha y se da vida a espacios antes perdidos en las ciudades, azoteas, terrenos baldíos y hasta terrazas lavadero, todo parece explotar de colores y aromas gracias a estos agricultores urbanos.
También la agricultura urbana esta adquiriendo actualmente un rol social muy importante sirve en muchos ámbitos, es una excelente actividad educacional para los peques, ocupacional para los adultos mayores y hasta sirve de terapia para el resto.
Hay experiencias increíbles por ejemplo en San Pablo una de las urbes mas pobladas de América, un centro comercial dejo literalmente de tirar 15 toneladas de residuos orgánicos mensuales para producir compost y dado el enorme éxito de esta actividad comenzaron con un huerto en su azotea que hoy brinda una canasta de alimentos a los empleados de dicho centro.
Una actividad que puede ser lúdica y productiva tanto para el medio ambiente como para la economía. Con muy poca inversión y nada de apoyo estatales o empresariales esta empezando a cambiar la realidad de muchas personas en las grandes ciudades, la agricultura urbana parece haber llegado para quedarse.
Aunque no todo es tan fácil muchos terrenos baldíos están gravemente contaminados o muy cerca de fuentes de polución haciendo inviables proyectos de huertas urbanas. Pero esperemos que esto vaya cambiando y las antes ciudades grises comiencen a convertirse en ciudades verdes y vivas, para que la gente enferme menos y pueda vivir un poco mejor, con comida creciendo libre por las calles.
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