¿Cómo será la granja del futuro? ¿Un retorno a la tierra, a las tradiciones que dieron lugar a la agricultura? Parece que la industria agrícola tiene otras ideas en mente: entre ellas, una robotización de la producción.
Una empresa japonesa anunció para el año que viene la creación de una granja completamente automatizada, cuya producción será gestionada de principio a fin por robots.
En Francia, no hay planes de momento para construir algo semejante pero vamos a empezar a ver robots en los campos dentro de poco. En el Salón de la Agricultura celebrado esta semana en París, el Instituto Nacional de Investigación Científica y Tecnológica para el Medio Ambiente y la Agricultura (IRSTEA) presentó dos modelos de robot.
El responsable del proyecto “Baudet-Rob”, Roland Lenain, explica que estos robots“colaboran para llevar a cabo diferentes tipos de tareas agrícolas. Los que trajimos son a escala reducida, los de verdad pueden llevar hasta 100 kilos. El primero sigue a la persona, y el segundo los acompaña un poco después, para realizar tareas complementarias a las que está llevando a cabo el humano. Por ejemplo, en una viña llevaría a cabo tareas de poda o fumigación”.
En el salón se ha reconstruido una pequeña viña y se invita a los niños que pasan a hacer de agricultores robotizados: el pequeño camina delante del robot, que le sigue obediente con dos grandes cajas en las que el mini agricultor va depositando su cosecha de juguete. Detrás los sigue el segundo robot, que vigila toda la operación y que en una situación real realizaría otras tareas. Pero por el momento el único que se comercializa es el primer robot, para llevar cargas pesadas, por el módico precio de 25 mil euros.
“El robot quiere paliar los problemas de movilidad de algunos agricultores, que al cabo de años de duro trabajo acaban desarrollando escoliosis u otros problemas musculares u óseos. Ésa es una ganancia que no se puede cuantificar. Además, hay tareas que hoy por hoy no se hacen porque no se tiene la mano de obra necesaria, o porque son demasiado pesadas. Este robot se rentabiliza calculando el precio de la mano de obra que se necesitaría pagar para llevar a cabo todas estas tareas”, prosigue Roland Lenain.
¿Esta mano de obra podría estar amenazada por los robots? Micrófono ya apagado, el IRSTEA nos confía que algunas granjas y viñas del oeste y del centro del país ya están comprando el robot.
Jean-Louis Normand, que fue ganadero durante más de 30 años, señala que los ganaderos llevan años ya conviviendo con los robots: “La robótica, si mejora las condiciones laborales, si ayuda a las personas que tienen problemas de motricidad, para, por ejemplo, ordeñar las vacas, me parece positiva, pero el problema es que hoy por hoy, para amortizar estos robots se aumenta la producción y no se crean empleos, a veces se destruyen. Se crean cada vez granjas más grandes... Y lo que ha pasado es que los grandes volúmenes de producción han tenido una influencia nefasta en los precios, y con la desregulación llegan los problemas de ingresos de los granjeros. La agricultura se hace con los humanos, con sus brazos y su esfuerzo, y esto crea zonas rurales con vida, ¡porque las personas viven en ellas!”
Por el momento la granja futurista que se va a construir en Japón no está cerca de ser una realidad en Francia. El robot Baudet-Rob tiene mucho camino por delante hasta convertirse en indispensable para los agricultores. Pero por lo pronto, este proyecto de 300 mil euros, cofinanciado por el Estado, también ha interesado a otros empresarios, en particular de la industria de la defensa que ven con muy buenos ojos un robot casi autónomo que siga fielmente a, por ejemplo, un pelotón en pleno despliegue, cargando con material. La granja parece estar ahora a tan sólo un chip de distancia de los campos de combate.
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