¿Va a desaparecer la producción de #manzanas,#naranjas, #papas, #chocolate, #café y muchos más?
Esta es una de las preguntas que los #científicos están buscando responder. Así como en la #fauna ya hay especies en extinción, la #flora va hacia el mismo camino.
Según el Instituto del #Clima de #Australia, el #cambioclimático está reduciendo las zonas del #mundo adecuadas para producir café, un proceso que se espera que continúe hasta reducirlas a la mitad, al aumentar las #temperaturas en los #sitios donde se cultiva. En un informe publicado recientemente, recogen que la producción en #Tanzania, donde 2,4 millones de #personas viven de esta #industria, la producción se ha reducido en 137 kilos por hectárea con cada aumento de 1 grado en la temperatura mínima. En total, han experimentado una reducción del 50% desde la década de los 60, tal como aportó el medio El Confidencial.
Los científicos creen que Nicaragua perderá la mayoría de sus tierras cafeteras antes de 2050, y que Tanzania alcanzará niveles de producción críticamente bajos en 2060. Para 2080, el café salvaje, importante para mantener la variedad genética del café cultivado, podría haberse extinguido. El principal impacto será que los 120 millones de personas que dependen del café verán peligrar su subsistencia, pero también los consumidores sufrirán las consecuencias en forma de calidad y sobre todo precio a la hora de tomar un café.
El chocolate
El café no es el único producto cotidiano que podría encarecerse y escasear a causa del cambio climático. El chocolate, un producto que podría rivalizar con el café en cuanto a popularidad, también está en la lista, aunque en su caso el problema no es la temperatura, sino la humedad, o la falta de ella.
El árbol del cacao, del que proviene el chocolate, solo crece en la franja del 20 grados norte a 20 grados sur del ecuador, en lugares donde las temperaturas son uniformes todo el año, la humedad es alta, llueve mucho, el suelo es rico en nitrógeno y están protegidos del viento. Por eso abundan en las junglas tropicales. Actualmente, Costa de Marfil, Ghana e Indonesia son los principales productores de cacao.
Según las estimaciones del IPCC, si todo sigue como hasta ahora, esos países experimentarán un aumento de sus temperaturas de 2,1 grados, pero ese no es el principal problema para el cacao, que se verá más afectado por la falta de humedad. Según las previsiones, un aumento de temperatura en las zonas de África donde se cultiva este árbol irá acompañado de una mayor evaporación del agua de los suelos y de las plantas, pero no de un aumento de las lluvias que compense esa evaporación.
Esto quiere decir que las zonas aptas para el cultivo subirán de los actuales 100 a 250 metros de altitud sobre el nivel del mar a los 500 metros, reduciendo considerablemente la superficie.
El pescado y el marisco
Uno de los efectos invisibles para la mayoría del cambio climático es la acidificación de los océanos, causada por que el agua de los mares está absorbiendo de la atmósfera grandes cantidades del dióxido de carbono que emitimos y que los bosques, en retroceso, no pueden procesar. En estos océanos más ácidos, organismos como los corales, crustáceos como las langostas, los cangrejos o las gambas, y moluscos como las ostras, las almejas y los caracoles marinos lo tienen más difícil para producir las conchas calcáreas que necesitan para sobrevivir.
El apreciado marisco no es lo único que sufrirá (y con ello, subirá aún más de precio). También lo hará el salmón. Investigadores de la Universidad de British Columbia, en Vancouver, y de la Universidad MacEwan en Edmonton probaron a criar en el laboratorio ejemplares de salmón rosado bajo los niveles de acidez que se esperan en los océanos a finales de este siglo, y observaron que para la edad en la que debía emigrar al mar, la capacidad de sus músculos para emplear oxígeno había disminuido, haciéndolos más débiles y lentos, y por tanto presas fáciles para un depredador. Esto podría poner en peligro las variedades salvajes de salmón en el futuro.
Las papas
Son uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo y un producto básico en la gastronomía de muchas culturas, apreciado no solo por su versatilidad sino también por ser asequible y saciante. Pero eso podría cambiar si el clima sigue modificándose.
Una modificación que tiene varios impactos en la producción patatera, y algunos de ellos son positivos. Por ejemplo, se espera que un aumento en la concentración atmosférica de CO2 incremente su ritmo de fotosíntesis, y con ello el de crecimiento. Además, las patatas tendrán que abrir menos sus estomas para conseguir la misma cantidad de CO2, lo que supone perder menos agua en la transpiración de esos estomas, mejorando también la eficiencia en el uso del agua.
Pero un aumento de las temperaturas puede no venirles tan bien. Las patatas crecen en un rango de temperaturas exteriores de entre 5 y 30 grados, y el efecto de un aumento de varios grados (2, el acuerdo de la Cumbre de París) que prevee el IPCC puede causar la reducción de las áreas donde crezcan las patatas, dejando fuera aquellas que ahora están en los límites, como por ejemplo gran parte del África Subsahariana (si bien otros lugares donde el límite se roza por lo bajo, como Rusia y Canadá, podrían ver aumentar sus extensiones y temporadas de cultivo de patatas).
El maní
Aunque lo consideramos un fruto seco, de hecho el cacahuete es una legumbre, y las alteraciones del clima pueden alterar también su producción. Los agricultores los siembran cuando las heladas ya han pasado y las temperaturas a unos centímetros de profundidad superan los los 18 grados centígrados o cuando se encadenen tres días de temperaturas tibias. En días templados y suficiente humedad, la planta brota en un par de semanas.
Son cultivos exigentes, que requieren unos cinco meses de calidez y entre 50 y 100 centímetros de agua, pero el agua debe haberse secado antes de la cosecha, o será difícil recolectar los cacahuetes que se encuentran bajo tierra. Si en cambio el agua se seca demasiado pronto y hace calor, aparece un tipo de hongo que crea moho tóxico y puede resultar peligroso si se consume.
Las sequías son por lo tanto un problema para el cultivo de cacahuetes, que sin agua simplemente no producen sus frutos. En el año 2011 Estados Unidos, uno de los principales productores (y consumidores) de cacahuetes del mundo, vivió intensas sequías en verano, reduciendo la producción en miles de toneladas y disparando los precios para la industria alimentaria, que los usa como ingredientes en decenas de dulces y postres, y para el consumidor final.
Naranjas y frutos secos
Investigadores californianos llevaron a cabo un estudio hace unos años en el que analizaron cuánto podía reducirse la producción de seis productos agrícolas muy populares si el clima seguía cambiando: las uvas para vino, las uvas de mesa, las almendras, las nueces, las naranjas y los aguacates. Las conclusiones eran que a mediados de siglo, la producción podía haberse reducido un 40%.
Todos estos cultivos son perennes, lo que quiere decir que no se siembran cada año, sino que se plantan una vez cada 25-40 años, y se necesitan unos pocos para que empiecen a producir. Los cambios en temperaturas y precipitaciones a lo largo de su vida, por tanto, afectan a sus cosechas mucho más que si se plantasen anualmente y se pudiese cambiar de producto o de variedad para ir adaptándola a los cambios.
Según esos resultados, las uvas para vino no sufrirían grandes cambios, pero los demás verían reducirse sus áreas de cultivo de forma moderada a sustanciosa. En el caso de los aguacates, el descenso es el más pronunciado: un 40% menos de producción que las cosechas actuales debido a los cambios en el clima. Una solución transitoria será que los agricultores trasladen estos cultivos a lugares más frescos, pero la situación puede repetirse si el clima sigue modificándose.
Las manzanas
Es otra de las bases de la alimentación en muchos países, en miles de variedades y formatos, y también su producción puede verse afectada si la Tierra sigue calentándose. Algunos árboles frutales, como los manzanos, necesitan un periodo de frío en invierno para producir cosechas económicamente viables, algo que, según un estudio de 2011, se está viendo afectado a medida que se suavizan los inviernos.
Claro que esto también tiene otros efectos. Según una investigación llevada a cabo en Japón, el cambio climático está dando como resultado manzanas más blandas, pero más dulces. Debido a las temperaturas más altas, los manzanos florecen antes, y eso afecta a las propiedades de la fruta, disminuyendo su dureza y acidez. El estudio se llevó a cabo comparando cosechas durante 40 años, y los resultados están en nuestros mercados, aunque no nos demos cuenta. “Si pudieses comerte una manzana recogida hace 30 años, y otra recogida ahora, en el mismo momento del año, podrías saborear la diferencia”, explicaba Toshihiko Sugiura, de la Organización Nacional de Investigación sobre Agricultura y Alimentos de Japón.
La cerveza
Dejamos lo más preocupante para el final: producción de cerveza podría reducirse, y de hecho ya se está viendo afectada por el cambio climático según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), que advierte de que la producción de lúpulo se está viendo afectada por temperaturas más cálidas y secas de lo habitual, algo a lo que los agricultores ya se están adaptando en algunos lugares con sistemas de riego que antes no necesitaban o empleaban en contadas ocasiones.
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