Los problemas relacionados con el súbito decaimiento de árboles de cítricos vienen de hace años y lo sorprendente es que, a estas alturas, todavía estemos en mantillas y no se hayan puesto todos los recursos a investigar una cuestión que es muy preocupante ¡en la primera región productora de cítricos para fresco del mundo!
Hace unos años, ante la alarmante generalización de naranjos y clementinos que ya amarilleaban y perdían hojas y capacidad productiva sin razón aparente, investigadores del IVIA determinaron que no veían causas concretas y hablaron de fisiopatías relacionadas con periodos de sequía que no remediaba el riego, lo que podría propiciar la pérdida de masa radicular en algunos patrones. Aunque se encontraban hongos en ocasiones, no se veían como causantes, sino de especies que acudían a aprovecharse cuando el mal ya estaba lanzado.
Ante la importancia de esta cuestión, el entonces director del IVIA, Eduardo Pimo, anunció la creación de un equipo que se dedicaría especialmente a estudiar éstas y otras fisiopatías. Sin embargo, pasado el tiempo, seguimos en las mismas, incomprensiblemente y para inquietud general, mientras avanzan con lentitud (o no avanzan) los intentos oficiales por dinamizar el IVIA.
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